La presidenta del Parlament de Cataluña, Carme Forcadell, y los cinco miembros de la Mesa del Parlament que facilitaron con sus votos la tramitación de las leyes independentistas han llegado pasadas las nueve de la mañana al Tribunal Supremo para declarar por los delitos de rebelión, sedición y malversación.

Media hora antes de la hora a la que están citados, las nueve y media de la mañana, todos los investigados han llegado juntos para declarar ante el juez Pablo Llarena.

Lo han hecho ante alrededor de un centenar de periodistas que les esperaban a las puertas del Supremo y de un grupo de diputados y senadores que han acudido a apoyarlos.

A su llegada se han oído gritos de un grupo de personas con banderas españolas coreando "fascistas a prisión", "Puigdemont a prisión" y "no nos engañan, Cataluña es España".

Esas personas han sido posteriormente desalojada por la Policía, en tanto que otro grupo apoyaba a los investigados con ánimos y gritos de "no estáis solos" y un tercero -con una bandera republicana- expresaba el apoyo de Madrid al "pueblo catalán".

Desde que comparecieron en el alto tribunal por primera vez, el pasado 2 de octubre, día en que el juez aplazó hasta hoy las declaraciones, todos ellos se han mantenido bajo vigilancia policial ordenada por el magistrado.

La Fiscalía les acusa de persistir "en su conducta de radical oposición a la Constitución" y de desoír las advertencias de los servicios jurídicos de la Cámara para admitir a trámite las leyes "siendo plenamente conscientes de su palmaria y evidente inconstitucionalidad".

Y cree que el "fin último de todos sus actos" era la declaración secesionista y que éstos finalmente "permitieron culminar todo el proceso para proclamar la independencia de Cataluña".