A través de videoconferencia al estar entre rejas por haber urdido supuestamente la trama Púnica, el exconsejero y exsecretario general del PP de Madrid Francisco Granados ha comparecido este viernes en la comisión de la Asamblea de Madrid que investiga el presunto espionaje político en la comunidad. El exnúmero dos de Esperanza Aguirre ha denunciado que lleva año y medio en prisión sin saber de qué se le acusa, y ha aseverado que nunca ha metido "la mano en la caja" y que si fuera del PSOE, sus compañeros de partido defenderían su presunción de inocencia.

Durante una hora y media, Granados ha comparecido desde la cárcel de Estremera, a donde le envió el juez del 'caso Púnica' acusado, según el auto de prisión, de blanqueo de capitales, pertenencia a organización criminal, tráfico de influencias, cohecho,malversación, prevaricación y fraude.

El juez de la Audiencia Nacional Eloy Velasco considera que, a lo largo de su carrera política, Granados habría beneficiado en materia de contratación pública y urbanismo a su amigo y empresario David Marjaliza, y para ello formó parte de una trama de tráfico de influencias, que utilizó en beneficio propio.

LIBERTAD "COARTADA"

El antiguo número dos Aguirre en el PP de Madrid ha criticado el formato de la comisión de investigación, y ha asegurado que al no dejarle hacer una intervención inicial se estaba "coartando" su libertad de expresión.

"Pasarán a la historia como aquellos que han coartado la libertad de expresión de una persona que está compareciendo y al que no se le permite hablar sobre el objeto principal de la comisión, que es la corrupción", se ha quejado.

Durante su comparecencia, ha recalcado que los supuestos implicados en el caso, que sigue abierto en los tribunales, ya han asegurado en una investigación interna del Gobierno regional, ante una comisión parlamentaria anterior y ante el juez que "todo esto era una absoluta falsedad y un montaje".

QUEJAS POR EL TRATO

A pesar de que la presidenta de la comisión le ha pedido en varias ocasiones que se ciña al tema, Granados ha aprovechado para tratar aspectos ligados a su detención en el marco de la operación Púnica, un caso en el que se le investiga como uno de los presuntos cabecillas.

Ha denunciado que se le detuvo "delante de su hija" y se le obligó a pasar cinco días en un calabozo sin que un juez le tomase declaración.

Además, ha recalcado que lleva año y medio en prisión sin saber de qué se le acusa, por lo que ha considerado "gravemente" lesionados sus derechos y se ha declarado "maltratado por el Estado de derecho".

El exconsejero y exsecretario general del PP madrileño también ha resaltado que nunca ha metido "la mano en la caja" y se ha declarado "inocente" en relación al caso Púnica, en el que ha reiterado que todavía no sabe de qué hechos concretos se le acusa.

DARDOS AL PP

Según Granados, si se encuentra en su situación "en buena parte" es por ser del PP y se quejado del trato recibido por sus compañeros de partido: "Si fuera del PSOE, mis compañeros del PSOE defenderían mi derecho a la presunción de inocencia, a la defensa, a la igualdad de trato ante la ley... Pero soy del PP".

La oposición, ha seguido diciendo Granados, se ha dedicado a "dar cera" contra él, "como es su obligación", pero ha criticado que los del PP, "pensando en que eso les va a dar votos", le han dado "hasta más" que la oposición.

"Por eso hoy en día nadie se sorprende cuando un ministro dimite en un Consejo de Ministros (en referencia a José Manuel Soria) en un alarde de generosidad y honradez, y todavía con el cadáver político caliente sobre la mesa otro ministro, el de Hacienda, sale y saca pecho diciendo que le va a mandar a la Agencia Tributaria", ha añadido.

Y se ha preguntado si alguien se imagina a un ministro del PSOE pidiendo la dimisión de otro ministro del mismo partido.

"Entiendo que la política es miserable en muchos aspectos, y que muchos tienen que callar lo que piensan", ha lamentado.