La exhumación de Francisco Franco, la medida de mayor calado simbólico del Gobierno socialista, ya tiene fecha. El 10 de junio, lunes, por la mañana, a una hora no especificada, el cadáver del dictador saldrá del Valle de los Caídos, según los planes del Ejecutivo. Su destino, anunció ayer la vicepresidenta, Carmen Calvo, será el cementerio de Mingorrubio, en El Pardo (Madrid), donde reposan los restos de su mujer, Carmen Polo.

En la Moncloa confían en que la exhumación, por fin, pueda ejecutarse ese día, después de haber incumplido todos los plazos que ha ido anunciando. Primero, el presidente, Pedro Sánchez, aseguró que el cadáver saldría del Valle de los Caídos en julio del año pasado. Más tarde, cuando aprobó el decreto que permite el traslado de los restos, Calvo anunció que tendría lugar antes de que acabara el 2018.

El Gobierno reconoce que no calibró bien la «complejidad» del procedimiento ni la actitud de la familia del dictador, que ha intentado paralizarlo con una batería de recursos. Ahora considera que solo dos actores podrían detener la exhumación. Por un lado, el Tribunal Supremo, al que han acudido los nietos de Franco, siempre que adoptara entre sus medidas cautelares, antes de resolver sobre el fondo del recurso, la suspensión de la exhumación. Pero los socialistas creen que los magistrados no tomarán esta medida, porque la decisión, señalan, es «reversible» si el alto tribunal acaba fallando en contra del traslado de los restos. Los colaboradores del presidente señalan aquí el precedente del general José Sanjurjo. A comienzos del pasado julio, un tribunal de Pamplona ordenó la devolución del cadáver, que había sido exhumado por el ayuntamiento de la capital de Navarra, a la cripta donde estaba enterrado originalmente.

Por otro, un nuevo Gobierno, salido de las generales del 28 de abril. Pero ese Ejecutivo tendría que derogar antes el decreto que permite el traslado de los restos. Si no, debería llevar a cabo la exhumación. Ante el panorama político actual, es improbable que a ese Gobierno de derechas le diera tiempo a dar marcha atrás. Su presidente tendría que ser investido a toda velocidad, en plena campaña de las municipales, autonómicas y europeas de mayo. Pero el secretario general del PP, Teodoro García, dio por hecho que sería así. «Afortunadamente [el PSOE] no estará en el Gobierno el 10 de junio», anticipó.

NI EL JUEZ, NI EL PRIOR / Para los socialistas, ni el juez que ha suspendido el informe técnico del Ayuntamiento de San Lorenzo del Escorial (Madrid) para exhumar al dictador, ni el prior del Valle de los Caídos, contrario al traslado de los restos, pueden echar por tierra esta decisión. El primero, porque el Estado no necesita ninguna licencia para esta actuación. Y el segundo, porque debe obediencia al Vaticano, que ya ha señalado que no se opondrá a la exhumación. «Hemos elegido esta fecha para que no esté en los procedimientos electorales que ahora afrontamos», explicó Calvo. Aun así, Franco tendrá un papel muy destacado en las inminentes campañas, con los socialistas defendiendo que han cumplido y que la exhumación corre peligro si no continúan en la Moncloa.

«ELECTORALISMO» / Desde Podemos, su secretario de Organización, Pablo Echenique, acusó al Gobierno de «electoralismo». En cuanto al lugar elegido, el cementerio de Mingorrubio, el Ejecutivo considera que es el idóneo porque «reúne las condiciones de seguridad». Algo que no ocurre con la cripta de la catedral de La Almudena, en pleno centro de Madrid, donde los nietos de Franco quieren enterrar a su abuelo. Los socialistas cuentan con un informe de la Delegación del Gobierno de Madrid en contra de esta posibilidad, por los problemas de orden público que podría acarrear.

«La exhumación no será ningún espectáculo», dijo la vicepresidenta. No habrá convocatoria oficial, ni tampoco imágenes de los restos. Pero la familia de Franco «si quiere estar, puede estar», continuó la vicepresidenta. Y a partir de entonces, el Valle de los Caídos pasará a ser un lugar de «respeto, reposo y recuerdo» de la guerra civil y las más de 30.000 víctimas de ambos bandos que allí se encuentran, sin la «perturbación» que supone que descansen junto a la «tumba de Estado» del dictador.