El Ejecutivo quiere evitar que el independentismo más hiperventilado tiña de fracaso la reunión de mañana en Barcelona de Pedro Sánchez y Quim Torra, y arraigue la tesis de que el diálogo con Madrid es estéril. En la Moncloa ha anidado la idea de que el president irá al encuentro en el Palau de la Generalitat con ánimo de tensionar para poner contra las cuerdas a ERC en el contexto preelectoral, de modo que ayer, para conjurarse contra una sensación de naufragio si la cita termina con aspavientos, el Gobierno rebajó las expectativas creadas y subrayó que no espera grandes avances. No prevé, siquiera, que se pacte un calendario para la mesa de diálogo ni quiénes se sentarán en ese foro.

«Este Gobierno no espera frutos en el corto plazo porque sabe que son muy difíciles, pero sí establecer unos raíles», advirtió la portavoz gubernamental, María Jesús Montero.

El objetivo del president es poner en evidencia el rechazo del Gobierno de Sánchez a los objetivos de máximos del independentismo: el derecho a la autodeterminación, el fin de la «represión» y la amnistía. Por ello centrará la cumbre de mañana en estos ejes y no en una agenda sectorial.

El avance no va a ser fácil, insistió Montero, porque ambas posiciones parten de puntos de vista «diametralmente opuestos». Fuentes gubernamentales indican que la reunión será entre Sánchez y Torra. Aunque la ministra de Política Territorial, Carolina Darias, también viajará, el Gobierno no tiene previsto a priori su participación, más allá de una eventual comparecencia posterior que podría ofrecer ella o el presidente, algo todavía por definir. Entre las previsiones del Gobierno no está que en el encuentro se pacte el calendario de la mesa de diálogo porque es algo, alegan, que también debe coordinarse con ERC.

LA AUTODETERMINACIÓN / El Ejecutivo está convencido de que Torra planteará la autodeterminación y asegura que Sánchez está dispuesto a escucharle. No obstante, fuentes del Gobierno consideran que el encuentro será «más fructífero» si se avanza en temas concretos de inversiones, infraestructuras y asuntos que suelen abordarse en la comisión bilateral Gobierno-Generalitat. La Moncloa descarta la presencia de un mediador, aunque admite que habrá que encontrar nuevas fórmulas más empáticas y creativas para llegar a un entendimiento sobre el conflicto político.

El Gobierno ya recibió con frío malestar el anuncio de Torra de una convocatoria electoral en Cataluña sin fecha exacta. Entendió que el president no solo exhibía el poder de fijar los comicios sino que demostraba también su capacidad para interferir en los Presupuestos Generales.