Decidido a allanar la relación con la Generalitat, el Gobierno todavía alberga la esperanza de que el ‘president’ Carles Puigdemontre piense su decisión y acuda finalmente a la conferencia de presidentes autonómicos prevista para mediados de enero. En una conversación informal en la recepción del Día de la Constitución, en la que Mariano Rajoy ha pedido "prudencia" a la hora de reformar la Carta Magna y fijar de antemano qué aspectos "conviene preservar", la vicepresidenta ha adelantado que la intención del Ejecutivo es dotar a la reunión entre barones territoriales de un alto contenido político, con temas de trascendencia sobre la mesa para atraer al mandatario catalán.

Soraya Sáenz de Santamaría ha eludido concretar las materias que tiene preparadas, en parte porque todavía tiene que trabajar con los representantes autonómicos para configurar el orden del día. Mientras llega esa fecha, la número dos del Ejecutivo espera poder hacer algún gesto de distensión al Govern. Ha recordado que de las 46 reclamaciones trasladadas por Puigdemont, buena parte de ellas son asumibles y ha apuntado que lo solicitado respecto a los servicios de Rodalies podría ser el primero de esos puntos en desbloquearse.

¿Antes de la conferencia de presidentes? La vicepresidenta no ha comprometido fecha pero sí ha mostrado su interés por mostrar empatía y allanar el terreno del entendimiento lo antes posible. De hecho, ha reconocido que está tratando de cerrar la agenda con el ‘vicepresident’ Oriol Junqueras y no ha descartado que la cita llegue antes de Navidad, en Barcelona.

EL CONFLICTO CATALÁN, PRIORIDAD PARA EL GOBIERNO

En cualquier caso, la vicepresidenta ha insistido en que, si bien en la legislatura fallida el Ejecutivo no abordó el conflicto catalán por la urgencia de resolver la investidura, ahora la relación con Cataluña es un objetivo central. En realidad, ha sostenido Santamaría, de las reclamaciones de Puigdemont, la única inaceptable es el referéndum.

En este sentido, tanto Sáenz de Santamaría como Rajoy, en los corrillos con la prensa, han alertado de que una décima parte de los diputados (35) pueden pedir la convocatoria de una consulta, de ahí su insistencia en que se busque un consenso tanto previo como posterior a la apertura del debate, que debería contar, en su opinión, también con Podemos y los partidos nacionalistas. El presidente, de hecho, ha bromeado con la idea de que él convoque un referéndum como el italiano, sin consenso, dando a entender que es algo que no se le pasa por la cabeza.

A la entrada del acto, el jefe del Ejecutivo ha pedido "prudencia" y ha insistido que antes de iniciar el proceso para tocar la ley de leyes los partidos deben acordar con "claridad" aquellos ámbitos a "preservar". En este sentido, él ha marcado sus líneas rojas: la unidad de España, la soberanía nacional, la igualdad de los españoles y los derechos y libertades, entre otros aspectos. "Este no es un asunto para ocurrencias, historias o para frivolizar sino para hacer las cosas bien", ha manifestado.

En las conversaciones informales ha eludido aclarar qué tipo de reforma plantearía él y ha insistido en la necesidad de diálogo, poniendo como ejemplo que las conversaciones con el PSOE para acordar el techo de gasto fueron "difíciles" y "pesadas", pero han logrado trasmitir, en su opinión, un mensaje de confianza a la UE. Eso sí, ha reconocido, la negociación de los presupuestos para el 2017 es "harina de otro costal", requiere máxima discreción y, según su versión, aún no ha empezado.

PASTOR PIDE UN DEBATE "PRUFUNDO" Y "EJEMPLARIDAD"

La presidenta del Congreso, Ana Pastor, ha reclamado en su discurso ante las altas autoridades del Estado, el Gobierno y los parlamentarios que el debate sea "profundo y sosegado. "No se puede modificar la Constitución al margen de la misma, ni tendría sentido que la que ha sido la Constitución de todos fuese sustituida por una pensada sólo por y para unos pocos", ha reflexionado, además de pedir a los políticos "ejemplaridad" y que las discusiones en una legislatura sin mayorías sirvan para "construir y no demoler".

Al acto no han acudido los diputados de ERC, PDC y el PNV, mientras que en Podemos se han ausentado sus primeras espadas. El secretario de organización del partido morado, Pablo Echenique, ha justificado su ausencia con el argumento de que quienes celebran la Carta Magna son los mismos que la "violan" diariamente. También ha habido ausencias destacadas entre los barones autonómicos. Además de Puigdemont y el vasco Íñigo Urkullu, que normalmente no se desplazan hasta Madrid, no ha acudido Susana Díaz y otros presidentes, con la excusa de que tenían actos en sus territorios.