No es extraño que se dude de la capacidad de España para absorber el enorme caudal de recursos que llegarán de la Unión Europea. 140.000 millones de euros. No siempre se han logrado gastar todo el dinero procedente de Bruselas. De hecho, en el último marco financiero plurianual 2014-2020, España solo logró invertir el 34% de los fondos. Por eso el Ejecutivo de Pedro Sánchez lleva días insistiendo en que promoverá una reforma de la legislación para agilizar la ejecución de las ayudas europeas.

Este mismo miércoles, el presidente, en su exposición de las líneas maestras del 'Plan de recuperación, transformación y resiliencia' abordó ese punto al final de su discurso, pero la encargada de darle más contenido fue su número dos, Carmen Calvo, en el acto protagonizado por la tarde por los cuatro vicepresidentes. La dirigente socialista indicó que se llevará a cabo una "profunda" reforma de la Administración General del Estado (AGE), a través de la modificación de varias leyes, para agilizar la tramitación y la gestión más eficiente de los fondos que España reciba de la UE y eliminar las principales trabas. Los "cuellos de botella" que horas antes mentaba el presidente. Todo ello sin perder "rigor".

Calvo apuntó que, ante la nueva etapa que ahora se abre las crisis "son una oportunidad y una obligación de producir transformaciones", es necesaria una "modernización profunda de la Administración pública". La vicepresidenta primera indicó que todos los ministerios están fiscalizando su funcionamiento, qué elementos les hacen "a veces lentos y en ocasiones impotentes para gestionar el día a día".