Las Juntas Generales (JJGG) de Guipúzcoa recordaron ayer con una ofrenda floral y una concentración silenciosa al que fuera juntero socialista y gobernador civil de Guipúzcoa, Juan María Jáuregui, en el 18 aniversario de su asesinato a manos de la banda terrorista ETA. Al acto asistieron la viuda de Jáuregui, Maixabel Lasa, y su hija, María, además de diputados de Guipúzcoa y el responsable de atención a las víctimas de la Secretaría de Paz y Convivencia del Gobierno Vasco, Enrique Ulibarriarana.

La presidenta de las Juntas Generales, Eider Mendoza, depositó un ramo de flores en una mesita situada junto a la placa colocada en honor del juntero socialista asesinado en el 2000, que comparte espacio con otra inscripción que recuerda al procurador por UCD en esta cámara foral Jaime Arrese muerto a manos de los Comandos Autónomos Anticapitalistas en 1980.

Juan María Jáuregui abandonó en 1996 el País Vasco a petición propia tras dejar el cargo de gobernador civil y se trasladó a Chile. Sin embargo, en una visita a Tolosa, durante sus vacaciones estivales, fue tiroteado por dos terroristas en el café del frontón Beotibar de esta localidad guipuzcoana el 29 de julio de 2000.

En este contexto, José Miguel Cedillo, hijo de un policía nacional asesinado por ETA en 1982, ha pedido por carta al nuevo líder del PP, Pablo Casado, que apoye el reconocimiento a los huérfanos como víctimas de la banda terrorista y que evite que sus reivindicaciones caigan de nuevo «en la trinchera del rifirrafe político».

Cedillo escribió otra carta al ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, tres días después de su toma de posesión y éste le llamó en su primer lunes en el despacho.

«No te pido que te pongas al lado del ministro Marlaska», le escriba a Casado, «te pido que estés al lado de las víctimas, de los huérfanos de ETA que ya no aguantamos más». El padre de Cedillo fue asesinado a tiros por la banda terrorista en Rentería cuando él tenía tres años.