Podemos vuelve a la política de puesta en escena. Era un secreto a voces y se confirma. Pablo Iglesias quiere hacer visible su voluntad negociadora con una imagen que traslade deseo de integración de las diferentes posiciones. El secretario general ha convocado para este miércoles a mediodía a los representantes de las otras familias moradas en la sede del partido en Madrid. Íñigo Errejón, el secretario político, Miguel Urbán, eurodiputado líder de la corriente anticapitalista, y Carolina Bescansa, que firma los documentos de Iglesias pero, además, tiene una propuesta propia, se reunirán para intentar llegar a un acuerdo antes del congreso estatal (Vistalegre II), que se celebrará del 10 al 12 de febrero.

Con todos los documentos sobre la mesa, los dirigentes tienen margen para negociar hasta el 2-F y se muestran optimistas aunque con todas las cautelas. Errejón ha señalado este martes que es posible llegar a pactos sobre varias materias pero ha advertido que, sobre las que no se alcance un entendimiento, tendrán que decidir las bases en votación. En sus palabras se refleja la asunción de que algunospuntos de divergencia van a continuar existiendo y que, por lo tanto, difícilmente habrá una entente global. “Pueden salir muchos puntos de acuerdo, pero el acuerdo no se decreta, tiene que ver con respeto a la pluralidad. Y con ese ánimo acudimos, somos razonablemente optimistas”, ha señalado.

Iglesias viene presionando en las últimas semanas para que, si no hay pacto y el proyecto político de Errejón se impone, asuma el liderazgo del partido y se convierta en el nuevo secretario general de Podemos. El ‘número dos’ se niega. Alega que si los simpatizantes refrendan su hoja de ruta, que pasa por “ser útil ya” frente a la tesis “resistencialista” de Iglesias de “cavar trincheras”, el líder debe seguir al frente.

Los anticapitalistas se acercan más a la posición de Errejón respecto a los temas organizativos (desconcentrar el poder) pero son más próximos al modelo de radicalidad político que propone Iglesias. En medio de ese debate tan fuertemente polarizado, Bescansa ha resurgido en los últimos días como una figura que reclama ‘fair play’ con una propuesta que, de momento, le da visibilidad y una cierta distancia (hasta ahora insospechada) de Iglesias.