Con su tono parlamentario recién estrenado, sin puño en alto y sin estridencias, Pablo Iglesias utilizó su último discurso en la investidura de Mariano Rajoy para lanzar un mensaje de esperanza a los ciudadanos que simpatizan con el cambio y que se sienten defraudados con la reelección de un presidente del PP.

El secretario general de Podemos señaló que su partido está preparado para gobernar y que, aunque Rajoy continúe en la Moncloa, el país “ya ha cambiado”, lo que convierte este mandato en “el epílogo” del bipartidismo. Un último capítulo, que dijo, se escribe porque Rajoy “demostró ser un buen político porque resistió pero demostró, también, ser enormemente desleal”.

Iglesias describió un país “sin miedo” desde la tribuna de oradores del Congreso. Aseguró que la ciudadanía ya no va a estar dispuesta a pasar por alto las irregularidades en el mundo político. “Hay una nueva España que no tolera la corrupción que no se conforma”, adujo, “una España que no entiende que no se respete la identidad plurinacional”.

A esa nueva sociedad se aferró Iglesias para anunciar que Podemos llegará a la presidencia del Gobierno. “Ese país tarde o temprano va a ganar. Ahora nos toca estar en la oposición, pero cuando nos toque estaremos preparados para ganar las elecciones”, advirtió.

A pesar de mostrar su apoyo a la protesta Rodea el Congreso, Iglesias no asistió a la manifestación. Sí lo hicieron los diputados Rafael Mayoral y Diego Cañamero; el senador Ramón Espinar; y el líder de IU, Alberto Garzón. Fuentes próximas al secretario general aseguran que no tiene previsto asistir, tampoco, cuando termine el pleno.