Podemos está de campaña y la primera misión en la estrategia electoral es justificar ante los simpatizantes el pacto que está ultimándose con IU para concurrir juntos como coalición el26-J. Ese es el mensaje que Pablo Iglesias trasladó este domingo en Madrid a 7.000 personas, según cifras de la organización, en un acto que constituyó de facto el pistoletazo de salida de la contienda para la vuelta a las urnas.

El secretario general defendió la alianza con Alberto Garzóncomo fórmula de éxito para poder sobrepasar al PSOE y pidió a los suyos “generosidad” para anteponer ese objetivo a la mera defensa de la identidad morada. “El liderazgo no es envolverte en tu propia bandera”, advirtió, en un claro mensaje para tratar de imponer su opinión en el debate interno que se cuece en Podemos. Aunque los dirigentes próximos a Íñigo Errejón aceptan el pacto, ven con escepticismo una confluencia con IU demasiado significada, porque intuyen que un exceso de cercanía espantaría al electorado que les vota, justamente, por no estar anclados en el viejo eje izquierda-derecha y por defender una propuesta populista transversal.

El jefe podemista rechazó esa hipótesis de un plumazo. “Lo que excluye no es transversal”, opinó. “Respeto que haya compañeros que piensen diferente. Pero a mí no me elegisteis para enarbolar la bandera morada sino para tener más cerca el cambio en el país y hay que intentar ser más”, zanjó.

Iglesias no concretó cuál será el grado de unión con IU, ni si la campaña electoral sería única o mantendrían dos giras pararelas, aunque pareció más proclive a guardar ciertas distancias. “Caminar con alguien no significa ser lo mismo”, señaló, pero defendió el pacto a ultranza y admitió que fue un error no haber concurrido juntos el 20-D. Aún así, para amortiguar quedar arrinconado en la izquierda, defendió a Podemos como un partido de orden, frente a los "privilegiados antisistema", denominación con la que bautizó a las viejas élites.

De la mano con IU, arengó, Podemos logrará doblegar a los socialistas, imponer su hegemonia y forzar un gobierno con Pedro Sánchez. Se comprometió a buscar ese acuerdo tras el 26-J. No dejó ninguna rendija abierta a la esperanza de que no haya comicios. Y, en vísperas de las consultas con el Rey, transmitió a sus militantes que en el partido se puede pensar diferente, pero el poder lo detenta él.