Esquerra Republicana ha decidido cruzarse de brazos a la espera de que Carles Puigdemont cumpla (o no) su promesa de volver a Cataluña. Con los resultados de las elecciones en la mano, Junts per Catalunya mantiene por un estrecho margen su hegemonía dentro del campo del independentismo, aunque los republicanos creen que el ex presidente de la Generalitat tendrá difícil consumar un retorno que se convirtió en el principal argumento de su campaña.

ERC no tiene intención de ayudar a Puigdemont a salir de su laberinto, pero el bloque independentista ya está negociando por los objetivos secundarios, como la Mesa del Parlament. El portavoz del partido, Sergi Sabrià, ha instado este martes a Junts per Catalunya a que aclare "cómo va a hacer efectiva" su promesa de volver. De momento, al menos oficialmente, el 'expresident' sigue siendo el único candidato independentista a la investidura, aunque Sabrià ha advertido a sus hasta ahora socios de que "no será sencillo" que sus intenciones se cumplan.

"Trabajamos solo con la opción de Puigdemont, que es la que nos proponen, y no tiene sentido hablar de segundas opciones", ha asegurado el portavoz de ERC en una entrevista en RAC-1. Pero también ha afirmado que no se plantean que un desacuerdo provoque una repetición electoral.

Negociaciones en tres ámbitos

En Junts per Catalunya, y también en el PDECat, son optimistas. Fuentes de ese entorno aseguran que las negociaciones se han dividido en tres ámbitos: la Mesa del Parlament, la investidura y la negociación del nuevo Govern. De momento se habla del órgano rector de la Cámara catalana. "Se está negociando en Bruselas y en Barcelona", aseguran. Los posconvergentes creen que la opción de Carme Forcadell repita como presidenta del Parlament es cada día más lejana, aunque subrayan que en todo caso la última palabra será suya.

El objetivo oficial de los contactos que JxCat mantiene "de forma permanente con ERC y la CUP" es el de "garantizar el cumplimiento del resultado electoral del 21-D" y "revertir" la aplicación del artículo 155 de la Constitución en Catalunya. "Eso debe implicar la liberación de los presos políticos y el retorno de los exiliados con seguridad y garantías para que puedan ejercer sus derechos políticos", insisten esas fuentes, en una muestra de que la candidatura de Puigdemont no está dispuesta a renunciar a los argumentos que propiciaron su remontada durante la campaña, aunque no expliquen cómo evitarían que Puigdemont sea detenido nada más cruzar la frontera.

Pese al escepticismo de ERC, otras voces del PDECat apuntan a soluciones "imaginativas" para intentar la investidura del 'expresident', sea mediante una modificación del reglamento de la Cámara o sea por alguna otra vía. Aseguran que el entorno de Puigdemont no teme "forzar escenarios de choque" con el Estado, porque de momento la estrategia les ha dado frutos.

Calendario apretado

Lo que el bloque independentista tiene claro, en esta fase inicial de las conversaciones, es que deben preservar su mayoría en las instituciones del Parlament. Y eso significa que la petición de Ciutadans de que se les tenga en cuenta como fuerza más votada el 21-D va a caer en saco roto. Pero este martes, el número dos de C's en las elecciones, Carlos Carrizosa, aseguraba que no han "tirado la toalla", y que intentarán formar Govern si Junts per Catalunya y ERC no logran finalmente un acuerdo.

En cualquier caso, el apretado calendario hace urgente la toma de decisiones. A la espera de lo que suceda el jueves con la declaración ante el Tribunal Supremo de Oriol Junqueras, los partidos ya saben que el 17 de enero se constituirá el nuevo Parlament, y que el 31 de enero es la fecha límite para la celebración del debate de investidura del nuevo 'president'.