La detención de Carles Puigdemont ha dejado aturdido al independentismo. Incapaces de consensuar un plan, y con la cuenta atrás para unas nuevas elecciones activada, cada partido hace la guerra por su cuenta. La CUP y parte de Junts per Catalunya (JxCat) elucubran con tratar de investir de nuevo al expresident, sabedores de que es la vía directa para mantener un choque con el Estado que ya se ha cobrado muchas carreras políticas. ERC prioriza formar un Govern «efectivo» para recuperar la Generalitat intervenida.

Esta división coincide en el tiempo con una gran frustración de los votantes independentistas, que ya ha dejado los primeros altercados en las calles. Así que -mientras deciden qué hacer- JxCat, ERC y la CUP siguen alentando gestos que apenas les comprometen, pero que buscan instalar la idea de que siguen dando la batalla.

Un ejemplo de esta actitud es el pleno que se ha convocado para mañana. Las discrepancias entre los partidos han impedido que vaya más allá de una declaración de intenciones: las formaciones independentistas aprobarán una resolución que defiende los derechos de Puigdemont -y de Jordi Sànchez y Jordi Turull- de convertirse en president, pero no proponen una investidura efectiva. Las propuestas conjuntas exigen también «la liberación inmediata» de todos los presos soberanistas.

La portavoz de JxCat, Elsa Artadi, planteó ayer intentar ungir de nuevo a Puigdemont. «Siempre será nuestro candidato», dijo. En su opinión, las circunstancias han cambiado respecto del 30 de enero, cuando Roger Torrent, presidente del Parlament, suspendió el pleno de investidura tras las advertencias del Tribunal Constitucional de que el aspirante debía estar físicamente en la sesión.

La formación de Puigdemont lleva varios días esgrimiendo un escrito del Comité de Derechos Humanos de la ONU, referido a Jordi Sànchez, que antes de emitir un dictamen sobre si puede o no ser investido insta a España a «tomar las medidas necesarias para garantizar que puede ejercer sus derechos políticos». JxCat cree que esa frase abre la puerta a su investidura, y, por extensión, también a la de Puigdemont.

Esas medidas cautelares dictadas por la ONU han dado pie también a que Sànchez haya dado marcha atrás en su decisión de dejar el acta de diputado. Los abogados del exlíder de la ANC, preso en Soto del Real, creen que España «no puede ignorar» el escrito de Naciones Unidas, que en cualquier caso tiene ahora seis meses para tomar una decisión final, informa Júlia Regué. ERC vería la opción de investir a Sànchez con buenos ojos, si fuera posible.

Mientras, y frustada la opción de investir a Turull, los independentistas ya negocian qué pasos dar a partir de ahora en un plano más realista. Tanto JxCat como ERC parten de la base de que hay que evitar la repetición de las elecciones. El plan d con más opciones sigue siendo Elsa Artadi, aunque no cumple el requisito que exige el PDECat de que el president milite en esa formación.

PROTEGER A TORRENT / Fuentes posconvergentes avisan también de las opciones del alcalde de Mollerussa, Marc Solsona, que sí milita en el PDECat. Ninguno tiene causas pendientes con la justicia, y no deberían tener problemas para convertirse en president. Más allá del principal: la CUP ya ha anunciado su paso a la oposición y es casi imposible que vote a alguno. Los sectores soberanistas más posibilistas confían en una renuncia a su escaño tanto de Puigdemont como Comín.

Pero ERC, con un presidente del partido en la cárcel y una secretaria general en Suiza, está decidida a no poner en riesgo a más dirigentes por iniciativas de efectividad discutible. Joan Tardà insiste en que lo principal es «hacer Govern ya» y ampliar el campo de juego hacia los comuns e incluso el PSC.