La Comunidad de Madrid ha sido cuna de grandes liderazgos femeninos en el Partido Popular, pero también de políticas caídas en desgracia que han acabado sus mandatos acorraladas por la corrupción, la polémica y el ruido. Isabel Díaz Ayuso es sucesora de Esperanza Aguirre o Cristina Cifuentes, 'lideresas' con voz propia dentro y fuera del partido y protagonistas de algunos de los episodios más escabrosos de la historia del PP. Y en su primer año de mandato, Ayuso no parece que vaya a marcar un paso muy diferente.

Experta en comunicación, es en esta esfera de la política en la que hizo carrera. Se exhibió sin complejos enarbolando la bandera de España, al lado de Vox o enfrentándose a la dictadura feminista, pero también fue artífice de célebres citas -que ella llamó malinterpretaciones- como la que negaba que la contaminación pudiera provocar muertes, la que incluía al no nacido como miembro de la unidad familiar o cuando pidió no llamar basura a contratos precarios para no ofender a quienes estuvieran deseando tenerlos. Desde entonces, la capacidad de Ayuso para acumular deslices y protagonizar polémicas sigue in crescendo.

La gestión del coronavirus

La Comunidad de Madrid es una de las tristes protagonistas de la pandemia. En contagiados y en fallecidos, ha sido de las más azotadas, pero también ha sobresalido por el empeño del gobierno regional en solicitar el cambio de fase en la desescalada sin que los técnicos del Ministerio de Sanidad compartan que cumpla con los criterios. La propia Ayuso aseguró que la región no estaba preparada horas antes de solicitar por primera vez el cambio de fase. Y así lo creía también su directora de Salud Pública, Yolanda Fuentes, que dimitió tras defender que la pretensión del Gobierno no estaba basada en criterios de salud. La relevó en su puesto el que había sido director del hospital de campaña que se instaló en Ifema, uno de los grandes éxitos que se arroga el gobierno de la Comunidad, pero que también estuvo rodeado de polémica por la celebración por todo lo alto de un acto de cierre en el que se no respetó la distancia de seguridad. Ayuso admitió que los invitados tendrían que haber sido menos.

La 'lideresa' también defendió que Telepizza y Rodilla elaboraran el menú para los niños y niñas más vulnerables de la región con el argumento de que a ellos les encantan, y solo cuando se elevaron voces críticas por lo poco saludables que eran decidió rectificar. Lo mismo ocurrió con la renovación de los 10.000 sanitarios a los que se les acababan los contratos este mes, que Ayuso amplió hasta diciembre después de que su consejero de Sanidad no garantizara su continuidad.

Tras la dimisión de Fuentes, Ayuso protagonizó una sesión de fotos en las que aparecía con gesto doliente y afligido y una postura casi virginal que causó indignación en las redes sociales. Cuando estaba haciendo la foto te confieso que no estaba tampoco muy cómoda, se excusó después en la radio. En esa misma entrevista aseguró que la letra d de Covid-19 se refiere a diciembre, porque el virus estaba desde diciembre de 2019 campando a sus anchas por todas partes. Tuvo que reconocer que la d venía de disease (enfermedad en inglés). Horas después, en una videoconferencia sobre liderazgo arropada por Aznar, aseguró que el coronavirus tiene algo que nos asemeja, en cuanto a su virulencia en el organismo a personas de Ecuador, Chile o Colombia. Es algo curioso que genéticamente nos ha unido mucho, insistió. Y cerró su intervención con una reflexión sobre la crisis sanitaria: Esto ha sido lo peor y lo mejor que me ha pasado en la vida. (...) La vida hay que vivirla con dificultad para que tenga sentido.

La sombra de la corrupción

Más allá de declaraciones más o menos afortunadas y errores de gestión, lo que ha terminado de colmar la semana negra de la presidenta -y de tensar la relación con Ciudadanos- es el apartotel de lujo en el que Ayuso se aloja desde que dio positivo en covid-19, el 16 de marzo. A medida que se han ido conociendo más datos, ha crecido la presión de la oposición... y las sospechas de Ayuso hacia su vicepresidente, Ignacio Aguado. Kike Sarasola, dueño de la cadena Room Mate, asegura que la presidenta pagará la suite a 2.400 euros al mes, pero casi al mismo tiempo que Ayuso se excusaba, se publicaba en el Portal de Contratación de la Comunidad la adjudicación al empresario Sarasola de la prestación de servicios sociosanitarios por más de 560.000 euros. Horas después se produjeron los cambios: el adjudicatario pasó a ser la Coordinadora del Tercer Sector y se redujo el importe a 240.000 euros. Ayuso anunció una investigación y el consejero de Políticas Sociales, Alberto Reyero, de Ciudadanos, informó del cese del técnico que cometió el error.

Las alarmas de la corrupción no terminan de apagarse en la Comunidad de Madrid, protagonista de grandes escándalos. La legislatura se estrenó con el caso Avalmadrid. La Fiscalía archivó la denuncia contra Ayuso, pero en la Asamblea continúa sus trabajos una comisión de investigación sobre las posibles irregularidades de la sociedad semipública, ahora paralizada por la pandemia.

Ayuso, a la que Casado reivindicó hace unos días como un icono por su respuesta a la crisis sanitaria, sigue acumulando polémicas que el PP califica como episodios de una campaña de desprestigio en su contra. Pero la presidenta ha hecho suyo el lema de la canción de El Dúo Dinámico que suena en los balcones, y que ha cedido sus derechos a la región para su publicidad institucional durante la pandemia: Resistiré.