Pedro Sánchez no quiso responder ayer por qué su partido promovió el pasado miércoles un acuerdo con Bildu para derogar la reforma laboral, después de que él mismo afirmara, en julio del 2019, que nunca llegaría a un pacto con esa formación independentista vasca. El jefe del Ejecutivo prefirió poner el foco en el PP y culpar a Pablo Casado de su acercamiento a Bildu para garantizarse que la prórroga del estado de alarma podía salir adelante.

Hasta en cinco ocasiones, tras otras tantas preguntas de los periodistas, Sánchez señaló al principal partido de la oposición como el responsable de ese acercamiento por haber anunciado su voto en contra del alargamiento del estado de alarma. El presidente dijo que la negativa de Casado abrió la «espita» a «otros debates que nada tienen que ver con la salud pública» y llevó, en este caso a Bildu, a proponer la derogación de la reforma laboral del PP a cambio de su abstención.

Sánchez advirtió a la «oposición», en referencia a Casado y a Vox, de que no vean en el covid «una oportunidad para derrocar al Gobierno», porque su Ejecutivo es para «cuatro años» y España «necesita estabilidad» y «confianza».

A última hora de la tarde respondió el PP. Su vicesecretario de Comunicación, Pablo Montesinos, le reprochó a Sánchez que para defender su pacto con EH Bildu «tenga que atacar al principal partido de la oposición», lo que, a su juicio, demuestra «la fractura» que hay en el Ejecutivo. Además, acusó al presidente de «mentir sistemáticamente» a los españoles.