Los votantes del 1-O propuestos por la defensa de Jordi Sànchez y Jordi Turull han ido a lo largo de la semana describiendo una consulta electoral que consideran "normal" y que transcurrió de forma "festiva", sin incidentes. Este jueves le tocó el turno a varios de los que interlocutaron con la pareja de Mossos que se personaron en los colegios. Todos ellos coincidieron en explicar que fueron con la "intención de ejercitar" el mandato judicial, pero lo descartaron por el gran número de personas concentradas y el riesgo de "forzar una situación de cierta tensión".

El que inauguró esta tanda de testigos fue Antoni Altaió, horticultor de Sentmenat, quien explicó que "los Mossos estuvieron allí como en cualquier jornada electoral" y él interlocutó varias veces con ellos. "Venían con la intención de ejercitar sus órdenes" y de cumplir "la resolución judicial" del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña.

"No lo pudieron hacer porque durante esa madrugado, nos organizamos toda la gente que estaba allí, porque la voluntad era poder votar y garantizar que se pudiera votar. Por eso a la pareja de mossos se le dijo que la jueza Armas establecía que se debía garantizar la paz social. Entendieron que forzar una situación de cierta tensión siendo dos personas solo... Nos dijeron que tendrían que levantar acta y que debían comunicárselo a la comisaria", declaró.

Altaió destacó también que no podía hablar del "1-O sin hablar en primera persona del plurar porque fue un hito colectivo". Insistió en que, "aunque hubiese una disposición del Tribunal Constitucional y un auto de la jueza", tenían "ganas de manifestar nuestra discordancia con estas decisiones" y consideraron que "obstaculizando de manera pacífica" la actuación policial era "una desobediencia civil legítima".

Pese a este conocimiento de cómo transcurrió la jornada, dijo ignorar cómo llegaron las urnas. Otro de los testigos explicó que alguien "disfrazado" las llevó en un coche. En cualquier caso Rosa Poch, de Vallbona d'Anoia, fue más explícita que otros testigos: Había "cierta preocupación de que viniese la Policía a robárnoslas".