La pandemia de coronavirus y la controvertida gestión de la Comunidad de Madrid ha hecho aflorar de nuevo las tensiones del modelo de financiación autonómica en el país. El presidente de la Generalitat valenciana, Ximo Puig, ha reabierto el pulso por un reparto justo de los recursos poniendo sobre la mesa la necesidad de llevar a cabo «una profunda reforma territorial». Y lo ha hecho denunciando las asimetrías económicas entre regiones y concretamente «el efecto capitalidad», que, a su juicio, ha convertido a Madrid en un «generador de diferencias y desigualdades», indicó. «Un procés invisible con un dumping fiscal injusto», concluyó el lunes el dirigente autonómico.

Con la solemnidad del debate de política general en Les Corts Valencianes como trasfondo, Puig habló sin tapujos de la voluntad de liderar un nuevo eje político. La reforma territorial de España es un tema clásico en la agenda del Ejecutivo valenciano, gobernado por el PSPV, Compromís y Podem. Puig ha llegado incluso a elaborar una propuesta de nueva Constitución con ese enfoque. La «deslealtad» de Madrid, gobernada por el PP y Cs, con el resto de comunidades es otro asunto habitual en los discursos importantes del presidente valenciano. Ahora lo ha recuperado con fuerza a partir de un estudio del Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas que sostiene, por ejemplo, que nueve de cada diez contratos estatales se gestionan desde Madrid, y casi el 60% de adjudicaciones se hacen a empresas residenciadas en la capital.

En base a ese informe, Puig argumentó que el «efecto capitalidad» ha convertido Madrid en una «gran aspiradora que absorbe recursos, población, funcionarios estatales y redes de influencia. Todo eso, en detrimento de la igualdad de los territorios que conformamos España. «No estamos contra nadie. Pero tampoco estamos dispuestos a resignarnos», advirtió el president. H