Los mandos de la Policía Nacional que han declarado este lunes ante el juez como imputados por las cargas en los centros de votación el 1-O han reconocido que la red de comunicación que habitualmente utilizan se saturó, a raíz del amplio despliegue de agentes, por lo que tuvieron que usar teléfonos móviles para informar de la situación al centro de coordinación dirigido por el general Diego López de los Cobos.

Los jefes policiales han explicado lo mismo que hicieron cuatro compañeros suyos el jueves de la semana pasada. Es decir, que la orden de intervenir para confiscar en los colegios de votación las dio el centro de coordinación ante la pasividad de los Mossos. Cada responsable del grupo de antidistubrios, que fueron repartidos por zonas en la capital catalana, decidían, según su versión, la forma de ejecutar la orden.

En los centros en los que se encontraron resistencia, cargaron, pero no en todos. Las fuentes judiciales consultadas por este diario han asegurado que los policías encausados han precisado ante el juez que la idea inicial era no detener a nadie por la aglomeración de gente que había en las puertas de los colegios electorales, pero que si hubiera sido necesario se habría hecho.

Dos reuniones previas

Los inspectores jefes imputados han asegurado que durante los días previos a la consulta soberanista mantuvieron dos 'brifings' con el jefe de la Unidad de Intervención Policial, el comisario, cuyo nombre en clave es 'Marte', pero que fue el mismo día del referéndum unilateral, un poco antes de las 9 de la mañana, cuando les ordenaron intervenir para poder requisar el material electoral. Los planes eran hacer un pasillo para que otros policías pudieran acceder a los edificios para llevarse las urnas. Los agentes han subrayado que actuaron bajo criterios legales y de forma proporcionada.