El club de Manuel Valls se estrecha. Sus cómplices de papeleta al encargo de Ciudadanos le abandonaron en una votación que culminó con una ruptura anunciada. No le extrañó que se postraran a las órdenes de Albert Rivera y no a la suyas, aunque le pesara. Pero quizás lo que no esperaba es que uno de sus fieles colaboradores, Celestino Corbacho, eligiera el otro bando. El exministro socialista en la época de José Luís Rodríguez Zapatero no había escondido su afinidad con el partido naranja. De hecho, se prestó a protagonizar un acto en la ciudad que gobernó durante 14 años, L'Hospitalet de Llobregat, organizado por Cs. Pero Valls no había medido el peso de su última maniobra, porque siguió su directriz en el Saló de Cent convencido de que investir a Ada Colau era "el mal menor".

Valls se ha quedado solo junto a Eva Parera en su incierta travesía en el Ayuntamiento de Barcelona. Fuentes de la coalición ahora deshecha aseguran que el exprimer ministro francés "no ha venido para hacer política municipal", sino que esta contienda ha sido solo el inicio de una nueva trayectoria en su país natal. "Me quedo aquí, con mis principios y mi ética, y esto os lo tendréis que tragar", se reafirmaba Valls en la rueda de prensa en la que anunció su apoyo sin contrapartidas a Colau.

EL INTERROGANTE

La incógnita no es si regresará a Francia, sino cuáles son sus planes de futuro en Cataluña. Distintas fuentes del entorno de Valls esgrimen que, una vez despojado de sus ataduras con Cs, se plantea apoyar el nacimiento de un artefacto político que pretende hacer resurgir un catalanismo moderado de talante "socioliberal". Por el momento, no contempla más que arropar públicamente a sus impulsores, sin concurrir en una lista que se confecciona para dar el salto al Parlamento catalán. Sería su padrino, encuadraría parte de sus valores y arrastraría votantes.

Fuentes de este nuevo proyecto señalan que sus puntos en común pueden darse en materia de seguridad, políticas sociales y recetas económicas. "El punto difícil será su hostilidad con el independentismo, ya que este partido busca esforzarse en la elaboración de un discurso que rompa bloques y obligue a cambiar las alianzas", exponen.

Esta nueva formación, aún por registrar como partido político, quiere "forzar" nuevas mayorías para "superar el callejón sin salida" en el que se instauró Cataluña "con el descarrilamiento de la legalidad vigente". "Es un partido con vocación integradora y tiene vasos comunicantes con la plataforma de Valls", añaden estas voces.

Y es que algunos de los empresarios que le auparon hasta la alcaldía se ven inmersos ahora en esta nueva operación. Por eso, contemplan que el exprimer ministro francés, ahora edil del consistorio barcelonés, les de un espaldarazo. En su primer intento, Valls no logró aunar al PSC y al PPC. Solo se le propuso Ciutadans como patrocinador. Veremos si tiene más suerte en el impulso de esta nueva oferta política.