El director de la Oficina Antifrau (OAC), Miguel Ángel Gimeno, ha dado este miércoles por finalizada la obligada depuración interna forzada por la vinculación del ente, bajo la dirección de Daniel de Alfonso, con prácticas que nada tenían que ver con los objetivos para la que fue creada y sí con la condición de ariete contra el independentismo. “El personal que aún sigue en la OAC no está implicada en la perversión de las funciones de la oficina. Se puede contar con ellos” ha señalado Gimeno en la Comissió de Afers Institucionals del Parlament.

Los que no están ahora son, obviamente, el exdirector, Daniel de Alfonso, que fue cesado fulminantemente por el Parlament tras conocerse sus actividades ilícitas en contra del independentismo y, también la directora adjunta, Maria Masià. Gimeno destituyó a la mano derecha de De Alfonso al día siguiente de tomar posesión del cargo.

La intervención de Gimeno, a medio camino entre la autocrítica (no personal, sino de la OAC) y de la denuncia, ha sido contundente. Bajo su óptica, y tomando en cuenta que lleva en el cargo desde el 6 de septiembre, el director de la oficina ha señalado que “ha habido déficits de control” en la anterior etapa. Entre ellos, económico, motivo por el cual ha solicitado a la Sindicatura de Comptes que fiscalice de manera inmediata el balance del 2015.

LOS ESTÁNDARES ÉTICOS

“Los estándares de la cultura ética no estaban muy claros” ha aseverado en una suave manera que había una relajación en ese campo que derivó en las conversaciones del director De Alfonso con el ministro del Interior Jorge Fernández Diaz, el más que conocido#FernandezGate.

Asimismo, Gimeno ha detectado una evidente falta de transparencia en cuanto a los recursos humanos de la oficina y la asignación de recursos humanos y económicos sin una razón objetiva que las sustentara.

Finalmente, en cuanto al análisis del trabajo en sñi que se realizaba en la anterior etapa, Gimeno ha afirmado que todas las acciones que se llevaban a cabo no respondía a una estrategia determinada y, además, no había control de si ayudaban de alguna manera a cambiar las cosas, es decir, si eran eficaces.

En cuanto a los planes de futuro, Gimeno ha señalado que quiere profundizar en la aceptación de las denuncias anónimas y, también, en la prevención entre los jóvenes para evitar que, en un futuro, se caiga en prácticas corruptas.Y por encima, de todo, ha dicho Gimeno, el gran objetivo es acabar con el "tapón" existente en la actualidad y que ha hecho que, a su llegada, se encontrara 96 expedientes en espera de ser atendidos.