Dice que va a por todas y que no piensa tirar la toalla antes de la votación de los afiliados, el 5 de julio. Pablo Casado considera que ha llegado el momento de su generación, «la de los millennials», y que pide la oportunidad de pasar a la primera línea de la política sin dejar de contar con los pesos pesados del partido.

En su opinión, el «ciclo» que representan tanto Soraya Sáenz de Santamaría como María Dolores de Cospedal ya ha acabado y ahora es necesario que se pongan al frente personas como él, que llevan 15 años en el partido y ya se sienten fuertes para dirigir la formación.

Y subraya que no lo hace en un momento «dulce», como podría haber sido el 2011, cuando Mariano Rajoy ganó con mayoría absoluta. Lo hace «en el peor momento» del PP, subrayan fuentes de su equipo.

Casado va a defender en los próximos días que él es el mejor representante de «la unidad» que necesita el partido en estos momentos y que ha demostrado que sabe avanzar sin romper.

Apadrinado por José María Aznar y Esperanza Aguirre, el todavía vicesecretario de Comunicación (dejará el cargo el viernes, cuando sea proclamado precandidato) nunca ha renegado de sus inicios con los dos veteranos del partido.

«Siempre he intentado unir y ser la argamasa de muchos proyectos políticos», declaró ayer. Para ello, pidió una participación «masiva» de los afiliados. Su candidatura coincide con las sospechas surgidas sobre su máster y su licenciatura.