El exdelegado del Gobierno Enrique Millo, que no vio obstáculo a que su imagen se viera en el juicio, pese a lo solicitado por la fiscalía, declaró este martes ante el tribunal del 'procés' que dedicó mucho tiempo a evitar "ese planteamiento políticamente suicida" que "iba a perjudicar al conjunto de la sociedad catalana" que atribuía al entonces presidente de la Generalitat Carles Puigdemont, porque con él "no había posibilidad de negociar nada".

"Al otro lado de la mesa me encontré una silla vacía", dijo Millo parafraseando al exvicepresidente de la Generalitat Oriol Junqueras, cuando declaró ante el tribunal, porque en sus conversaciones con Puigdemont "no había respuesta o había respuesta a nada que no fuera una propuesta ilegal de independencia", aunque tampoco hubo "nunca una ocultación de su intención"

El exdelegado del Gobierno explicó que él desde el primer momento habló con el "procesado rebelde", según le llamó el fiscal Javier Zaragoza, siempre en el sentido de hacerle ver que "declarar la independencia era muy mal camino", que era "un representante del Estado y que su obligación es cumplir con la ley", pero "no había ningun tema del que le interesara hablar", salvo lograr un referéndum de autodeterminación.

SIN MARCHA ATRÁS

Explicó que cenó con él el 6 de junio del 2017. "Mira, presidente, mientras no fijes el referéndum hemos de hacer lo posible para encontrar una salida para servir al interés general de la gente", explicó. La respuesta fue que no podía dar "marcha atrás" con el referéndum, porque estaba "comprometido (...) a convocar el referéndum", que era lo que iba a hacer y que después seguirían hablando, a lo que se negó por considerarlo imposible. Tres días más tarde anunció el referéndum, lo que significó un punto final, porque se "iba a producir un daño parcialmente irreversible a la convivencia en Cataluña". "La única forma de revertirlo era que tuviera una fase de lucidez que le permitiera rectificar, pero lamentablemente eso no ocurrió", añadió el testigo.

En cuanto a Junqueras, Millo señaló que le dijo que siempre había sido y no tenía que demostrarlo, a diferencia de otros miembros del Govern, que "no lo han sido nunca y tienen que hacer todo lo posible para demostrarlo". Y respecto a Joaquim Forn, señaló que cuando le preguntó por el 1-O, le contestó con: "Ese día nosotros vamos a garantizar que la jornada electoral se desarrolle con total normalidad", lo que le sorprendió, porque ignoraba si refería a que se iban a convocar elecciones, pero el 'exconseller' de Interior no admitió duda: "El día 1-O habrá un referéndum". Ante su advertencia de que se trataba de una "una intención equivocada", le dijo que no tenía más que decir.

INCERTIDUMBRE POR LEYES DE DESCONEXIÓN

Aclarado el papel de los considerados cabecillas del 'procés', Millo se fue centrando su actuación en septiembre de 2017, cuando envió cartas a alcaldes y directos de centros para que no cediesen locales a través de explicar el mandato judicial que había hecho el Tribunal Constitucional. Según su versión, las leyes del 6 y 7 de ese mes de desconexión, con las que el Govern "pretendía fijar una doble legislación paralela vigente, una especie de ficción, una situación kafkiana", que generó "mucha incertidumbre" en Cataluña.

Millo situó también en ese momento el comienzo de "las situaciones de acoso", por el que se pidió reforzar la seguridad del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña y se empezaron a producir concentraciones en cada lugar en el que se producían registros y arrestos por orden juicial, una situación que" prácticamente" se mantuvo hasta "noviembre del 2017 cuando se aplicó el 155".

Destacó que hubo diferencias entre los concentrados y las movilizaciones, algunas "pacíficas" y otras con "un componente claro violento, de acoso, de lanzamiento de objetos, de ataques a personas, con un componente violento evidente". Entre ellos habló de artefactos "incendiarios" y pintadas con lemas como "Millo muerte", lo que también definió como violento.

Llegué a comprobar cómo era posible llevar a 500 personas de un punto a otro, lo que demuestra una capacidad de convocatoria extraordinaria, lo que atribuyó a los Comités de Defensa de la República, de los que dijo que un análisis detallado de cómo funcionan permite "deducir que detrás hay una estructura y organización que de espontáneo tiene poco". "Negar que los son es falso, ahora todos no lo son", precisó.

PROTECCIÓN DE TESTIGOS

Por otra parte, la fiscalía sorprendió a todos al tratar de que no se viera su imagen durante el juicio, lo que contó con el apoyo de la Abogacía del Estado. El tribunal lo rechazó al escuchar al propio testigo, que no puso puso pegas a que su rostros se viera, como es lógico después de haber sido diputado durante 10 años y durante 18 meses delegado del Gobierno.

La primera vez que el ministerio público pidió esta medida fue con el secretaria general del Parlament, Xavier Muro, que se mostró partidario de que su imagen no saliera durante la retrasnmisión del juicio.