Desde 1999 el PSC no para de bajar en votos y escaños en todas las elecciones. Una dinámica que hacía que los mitines socialistas encogieran y que el desánimo cundiera entre la afición. Pero esta vez la música suena distinta, según apuntan las encuestas y actos como el llenazo en el mitin central celebrado ayer en el Fòrum, en Barcelona. Un cambio de tendencia que Miquel Iceta espera que se pueda trasladar a las urnas el próximo jueves.

«Nos merecíamos un acto como este para reencontrar la esperanza y el optimismo», sentenció el candidato del PSC. Entre el público se mezclaban socialistas de toda la vida y recién conversos. Como Josep, simpatizante de Unió, esperanzado con que la alianza de Units per Avançar con el PSC devuelva a Cataluña al seny. Antonio Balmón, alcalde de Cornellà que hará de anfitrión en el último acto de campaña, se mostró ilusionado ante el ambiente que veía. «Solo necesitamos un centímetro de oportunidad», reflexionó. Tras muchas campañas a sus espaldas, tiene la sensación de que van a hacer algo grande el 21-D.

Las más de 5.000 personas que se congregado en el Fòrum cibraron con la entrada de Josep Borrell y José Luis Rodríguez Zapatero al ritmo de Some nights. El exministro llevaba una chaqueta de pana en la que guardaba la carta del expresident Josep Tarradellas en la que, en 1982, afeó a Convergència haber «orquestado una ruptura política entre los catalanes y con España (...). Una ruptura que alguien tendrá que recoser». A diferencia de su sonoro debut, esta vez Borrell obvió la polémica apelación a «desinfectar» las heridas antes de cerrarlas. Eso sí, acusó a «mosén Junqueras» de tener una «actitud predemocrática». «El problema que tenemos en Cataluña no es sólo jurídico, que también; no solo es político, que también. Es religioso».

Como ha bromeado Iceta durante toda la campaña, el acuerdo con los democristianos parece haber impregnado de alusiones religiosas los mítines del PSC. Zapatero también tiró del hilo sagrado para criticar a los independentistas, recordándoles que «ningún hombre está por encima de la ley, ni aunque hable en nombre de un dios nacionalista, religioso o ideológico (...) Primero las leyes y después la voluntad de los hombres». «Nadie se ha tomado en serio ni ha visto admisible la declaración de independencia. Es el único tema en el que hay unanimidad internacional», apuntó el expresidente Zapatero, que tras hacer campaña por Susana Díaz en las primarias del PSOE, visibilizó su reconciliación con Pedro Sánchez. «Quiero agradecerte todo el apoyo, consejos y experiencia», le dijo el actual líder del PSOE, que espera que este espíritu de reconciliación se traslade a la comunidad catalana. «Catalunya reclama convivencia, concordia y diálogo, necesita la mano izquierda de Miquel Iceta».

ATAQUE A RIVERA / El candidato del PSC quiso tener un tono presidencialista, evitando ataques personales a excepción de Albert Rivera, al que llamó «demócrata de pacotilla» por pedir el apoyo para C’s para que «las papeletas no vayan a la basura». Además de la senyera, en el escenario flanqueaban a Iceta las banderas socialista, española y europea. «Hemos puesto cuatro y habríamos podido poner más», explicó el primer secretario del PSC. «No me falta voz para reivindicar el cansancio de guerras de banderas. Respetamos todos los símbolos».

Como Borrell, Iceta también recurrió a Tarradellas para erigirse como abanderado del «catalanismo de toda la vida». Y en su intervención final reclamó el respaldo de «todos los socialistas, los progresistas, catalanistas no independentistas, los de izquierdas no independentistas, los que quieren un cambio de rumbo y que vuelva el seny».