El policía de la Brigada Político Social del franquismo Antonio González Pacheco, alias Billy el Niño, natural de Aldea del Cano (Cáceres), acusado de crímenes de lesa humanidad por torturas durante los últimos años de la dictadura, murió ayer con coronavirus en un hospital de Madrid.

González Pacheco, de 73 años, falleció sin llegar a ser investigado judicialmente por delitos de torturas y detención ilegal pese a las más de 15 querellas presentadas en los últimos años por sus víctimas, todas ellas archivadas por los jueces que se amparaban una y otra vez en la Ley de Amnistía y en la prescripción de los delitos para no tramitar ninguna investigación penal en su contra. Pero la polémica con Pacheco no termina ahí. Porque el policía franquista no solo esquivó a jueces y fiscales, sino que con su muerte hace lo mismo con las cámaras que estaban tramitando la publicación del expediente de la concesión de medallas de Billy el Niño, como así acordaron el Congreso y el Senado en febrero, y tras ello poder retirarle las condecoraciones como se comprometió hace pocos meses el Gobierno. El trámite tenía previsto completarlo con la nueva ley de memoria histórica para cerrar un capítulo que levanta ampollas entre sus víctimas y una parte de la clase política.

Tanto es así que en las reacciones no hay lamento ni recuerdo entre muchos políticos. Todo lo contrario. Hay impotencia, rabia e impunidad porque «el torturador» se marcha sin rendir cuentas por nada y con los honores que la democracia le concedió.

También recuerdo a sus víctimas, a las que piden perdón por no haber actuado a tiempo ante unos hechos ocurridos hace más de 40 años, que en la última década han sido devueltos a la actualidad. Eso solo fue posible gracias a la acción de la querella contra los crímenes del franquismo presentada en Argentina en el 2010. Desde entonces, Pacheco había vuelto a la arena política y judicial, aunque con escaso o nulo éxito, como admiten muchos políticos. Es el caso del vicepresidente Pablo Iglesias: «La muerte del torturador Gonzalez Pacheco sin haber sido juzgado, con sus medallas y privilegios intactos, es una vergüenza para la democracia y también para nosotros como Gobierno. Pido perdón a sus víctimas, luchadores por la democracia y la justicia. Porque fuisteis, somos». Un mensaje muy similar a los que compartieron los ministros de Igualdad, Irene Montero, y de Consumo, Alberto Garzón, y los portavoces de Adelante Andalucía, Teresa Rodríguez, y de ERC, Gabriel Rufián.

Además de las reacciones públicas, el líder de Más País, Íñigo Errejón, registró ayer en el Congreso una iniciativa para instar al Gobierno a retirar a título póstumo «todos los honores y privilegios» a Billy el Niño que, entre otros militantes antifranquistas, torturó al padre del diputado por Madrid.