Primera sesión de control en el Congreso después de casi un año en modo ‘pause’. Y el estreno, marcado por preguntas de carácter económico a Mariano Rajoy por parte del PSOE y de Ciudadanos, tuvo un inevitable regusto amargo, porque tanto la bancada del Gobierno como la de la oposición estaba más pendiente de la noticia del día, el fallecimiento de la exalcaldesa Rita Barberá, que de las propias preguntas que se disponían a hacer o a responder. Empezó tarde esta sesión solemne. Lo normal. Sus señorías, incluído el jefe del Ejecutivo, se entretenían más de lo protocolario antes de pasar al hemiciclo, tratando de conocer los últimos detalles sobre la muerte de una veterana del Partido Popular.

El secretario de Estado de Relaciones con las Cortes, José Luis Ayllón, se apresuraba a hablar con la presidenta de la Cámara: se preparaba un minuto de silencio como improvisado homenaje. Y como todo lo que últimamente sucedía con lo que rodeaba a la política valenciana, tuvo polémica, dado que los diputados de Podemos decidieron ausentarse.

¿Por qué un gesto tan arriesgado? Según explicó el propio Pablo Iglesias a su llegada al Parlamento, por entender que Barberá no merece “homenajes políticos” dada su “trayectoria marcada por la corrupción “. El portavoz, Iñigo Errejón, matizó que se habían hecho llegar las condolencias al grupo popular en privado, pero enfatizando la intención de no sumarse a otro tipo de actos. Siquiera durante 60 segundos. Les cayeron y les caerán críticas durante toda la jornada. El vicesecretario de los conservadores, Fernando Martínez-Maíllo, tachó esa actitud de "miserable". Mientras, otros diputados habitualmente muy críticos como el dirigente de ERC Gabriel Rufián avisaba que hoy toca lamentarse y que puede ser “injusto” hablar de “según qué cosas”. Y el líder de IU, Alberto Garzón, demandaba respeto a las personas, pese a “los actos” que puedan haber cometido.

POLÍTICAS DE EMPLEO

En este ambiente tenso se inició por fin la esperadísima sesión de control al Ejecutivo (este martes ya se celebró en el Senado, con Cataluña y las ¿nuevas? políticas en clave territorial como protagonistas), después eso sí de que el ministro Rafael Catalá hubiera dejado en el pasillo, antes de alcanzar su escaño, otra frase llamada a convertirse en argumentario de muchos populares en estas horas: “cada uno tendrá sobre su conciencia lo que ha hecho y dicho sobre Rita Barberá, las barbaridades que se le han atribuido sin ninguna prueba ni justificación”. A los populares, los mismos que hace meses forzaron a la exalcaldesa a dejar el grupo del PP en el Senado dada su evidente situación con la justicia, se dispusieron entonces a escuchar al socialista Antonio Hernando interrogar a Rajoy sobre sus planes para mejorar el empleo en España.

Con gesto compungido y serio, Rajoy ha invitado al PSOE a hacer aportaciones en este campo durante esta legislatura sin mayorías absolutas, aunque alertando de que no tiene en mente derogar las medidas (o sea, su polémica reforma laboral) que, a su juicio, “han funcionado” y han “mejorado” la situación del mercado laboral y de los propios trabajadores respecto a la etapa de José Luis Rodríguez Zapatero y en plena crisis.