Las sospechas de corrupción en el pasado de Isabel Díaz Ayuso se colaron en la Asamblea de Madrid de mano de la oposición. Los portavoces de PSOE, Más Madrid y Unidas Podemos no subieron a la tribuna del Parlamento autonómica pero utilizaron los pasillos de la Cámara para esgrimir contra la candidata del PP sus supuestas relaciones con miembros de la trama Púnica y las presuntas irregularidades a la hora de gestionar un crédito. Unos hechos que, en opinión de las tres formaciones, tendrá que aclarar la futura presidenta de la Comunidad de Madrid si quiere quedar «libre de dudas».

«Debe dar respuesta a estas cuestiones que la sociedad le está preguntando con muchos datos y mucha información», planteó el candidato socialista, Ángel Gabilondo, antes de rechazar que el PSOE forme parte de una «campaña personal» contra Díaz Ayuso. Más duro se mostró el líder de Más Madrid, Íñigo Errejón, que calificó la intervención de la candidata conservadora de «discurso desganado para una suerte de investidura por la puerta de atrás como corresponde a una candidata bajo sospecha». Así, reclamó respuestas «sencillas» a las acusaciones para no acabar como los expresidentes populares Esperanza Aguirre, Ignacio González y Cristina Cifuentes.

Especial atención recibió Avalmadrid. Según publicaron varios medios, Díaz Ayuso pudo incurrir en un alzamiento de bienes para evitar pagar un crédito que la entidad semipública concedió a la empresa de su padre. A este respecto, la líder de Unidas Podemos en Madrid, Isa Serra, exigió a la futura presidenta que explicara en un pleno monográfico estos hechos y el posible «trato de favor» que recibió.

Los socialistas, por su parte, fueron un paso más allá y propusieron crear una comisión de investigación en el Parlamento regional para tratar toda la información relativa a Avalmadrid.

Díaz Ayuso no quiso entrar al trapo y evitó responder a cualquier pregunta que los periodistas le lanzaron por los pasillos de la Asamblea de Madrid. Tan solo, al final de su discurso, habló de manera sintética y sin ningún ápice de autocrítica de que su Gobierno tendrá «tolerancia cero» contra la corrupción. Las carcajadas de la oposición resonaron en el hemiciclo.