Sin tregua, el PP lanzó ayer la precampaña de las elecciones gallegas con un mitin en Santiago de Compostela y Pablo Casado mantuvo su espalda en alto pese a la petición de unidad que le lanzó la víspera Pedro Sánchez. El líder de los populares exigió saber la «verdad» sobre el número de muertos por el coronavirus y cargó contra el Gobierno. «Ha descuidado la salud, la prosperidad de los españoles y, ahora, me temo que está descuidando las recetas eficaces para salir de la crisis cuanto antes», se quejó. En el primer mitin de la «nueva normalidad», esto es, con distancia física, mascarillas y conexiones telemáticas con los dirigentes provinciales, se vieron las dos almas del PP, esas que Casado dice que no existen. En una pequeña tarima en una finca, el presidente del partido y el de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, escenificaron su diferente manera de entender la política.

Primero había tomado la palabra el candidato, que se presenta a la reelección después de gobernar con tres mayorías absolutas, y la forma y el fondo fueron muy distintos. Para adelantarse a las suspicacias, constantes desde que no se presentó a la sucesión de Rajoy, Feijóo afirmó que su compromiso es solo con Galicia. Aunque fue muy comentado su lapsus cuando presentó a Casado: «Estoy convencido de que será el presidente de España más tarde que pronto... O más pronto que tarde».

El discurso de Feijóo estuvo envuelto en su habitual tono moderado. Juega con ventaja, señalan en Génova, porque Vox allí pinta poco. El gallego pidió a sus compañeros que muestren «tolerancia con los pensamientos distintos» y dijo que, en sus citas telemáticas con Sánchez, lo único que ha pensado estos meses es en cómo «ayudar» para que «España saliera antes de la crisis».