P ablo Casado ha aprovechado el mes de agosto para dar un golpe de timón a su estrategia al frente del PP. Un mes después de las elecciones vascas y gallegas, que encumbraron al moderado Alberto Núñez-Feijóo y castigaron la apuesta por la línea dura en Euskadi, el líder del PP destituye a Cayetana Álvarez de Toledo, la principal defensora de la guerra total contra el Gobierno de Pedro Sánchez.

Casado llamó ayer a Álvarez de Toledo, a quien él había recuperado para la primera línea hace poco más de un año, para comunicarle que deja de ser portavoz del partido en el Congreso de los Diputados. La dirigente reaccionó fiel a su estilo: convocó a los periodistas para dar su versión de los hechos, que incluye duras críticas y reproches tanto a Casado como al secretario general del PP, Teodoro García Egea. Además, la hasta ahora portavoz dejó en el aire su continuidad en la Cámara baja y en el partido. «Ahora voy a pasar unos días con mis hijas. No he tomado una decisión sobre mi futuro político», dijo anoche.

Según le explicó Casado, dijo, el detonante de la destitución es una entrevista con Álvarez de Toledo que El País publicó este fin de semana, en la que se mostraba partidaria de un Gobierno de concentración «constitucionalista», criticaba la marcha de Juan Carlos I al extranjero y acusaba a la dirección del partido de invadir las competencias del grupo popular en el Congreso por relevar al jefe de los asesores parlamentarios. El líder del PP le dijo, explicó, que esas opiniones parecían un ataque a su autoridad en el partido, algo con lo que ella no está de acuerdo.

«Lamento profundamente una decisión perjudicial para el grupo popular, el PP y la causa que defiende esa formación», resumió Álvarez de Toledo, que tildó de «desdichadas» las causas esgrimidas por Casado para tomar la decisión y que salió al paso de las críticas recibidas por parte de líderes centristas del partido por la radicalidad de su discurso: «Algunos gobiernan con Vox y les llaman moderados».

Tras haberse enfrentado con la dirección nacional de Génova en no pocas ocasiones en su año en el cargo –como cuando insinuó que el PP vasco había sido «tibio» con el nacionalismo, o cuando desbarató la estrategia comunicativa popular llamando «terrorista» al padre de Pablo Iglesias–, a Álvarez de Toledo la relevará una dirigente de corte muy distinto. Cuca Gamarra, que a partir del jueves será oficialmente la nueva portavoz en el Congreso, fue precisamente la dirigente que asistió a la manifestación del 8-M cuando Álvarez de Toledo no quiso hacerlo.

El giro de Casado se plasmará ese mismo día, durante la junta directiva nacional del PP, con otros nombramientos. Al margen del de Gamarra como sustituta de Álvarez de Toledo, el líder popular nombrará al alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, para un puesto de nueva creación, el de portavoz nacional del partido. Ana Pastor, vicepresidenta segunda del Congreso, pasará a ocupar la vicesecretaría de Comunicación, en un movimiento que certifica el acercamiento de Casado a la etapa de Mariano Rajoy.

Desde el partido se informó de que Casado agradeció ayer a Álvarez de Toledo su labor y le manifestó su deseo de que «siga contribuyendo a este proyecto tan importante para el futuro de España». Pero, tras escucharla anoche, parece que será difícil. H