Los partidos siguen sin llegar a acuerdos. Después de cuatro meses en los que las fuerzas políticas no han logrado acercar sus posiciones para conformar un Gobierno en España, ahora tampoco han conseguido ni siquiera pactar qué recortes hacer en la campaña electoral del 26 de junio.

El acta de defunción de este debate se ha conocido este miércoles en el Congreso, donde Unión del Pueblo Navarro (UPN), el partido que había impulsado la mesa de partidos para hacer una campaña más austera, ha anunciado el "fracaso en toda regla" de su misión. "Es triste decir que no hemos llegado a un acuerdo ni siquiera para esto", ha lamentado Jorge Esparza,secretario de organización de UPN. "Pedimos de manera tajante que se comprometan a hacer una campaña más austera de la que hicieron el 20-D", ha añadido. Y eso parece que es lo que van a hacer. Cada uno va a recortar en lo que decida. Poco más.

Los partidos se han reunido en dos ocasiones, la primera, el jueves día 5, para acordar donde meter la tijera. "Nos ha faltado tiempo porque los partidos partimos de situaciones muy diferentes y tenemos intereses muy diferentes", ha comentadoAitor Esteban (PNV). Carles Campuzano (Democràcia i Llibertat) ha lamentado que no se haya conseguido empatizarcon la opinión pública. Podemos ha incidido en que se pedían recortes a todos por igual cuando los dos partidos mayoritarios, PP y PSOE, han gastado muchísimo más que ellos. En la última campaña, los populares destinaron 12 millones de euros y los socialistas 9. Podemos, incluidas las confluencias, unos 3 millones.

EL 20-D COSTÓ 130 MILLONES DE EUROS

La semana pasada, después de la primera reunión, se vio que los principales escollos era dónde recortar. Parecía que había cierto consenso para gastar menos en la publicidad exterior(vallas, carteles) y también en conseguir que fuera más barato el buzoneo electoral, pero finalmente no ha podido cerrarse negro sobre blanco ningún aspecto concreto.

La organización de las últimas generales costó 130 millones de euros, un monto que mayoritariamente se sufraga desde las arcas del Estado, puesto que a los partidos se les devuelve una parte de lo que gastan en función de sus resultados electorales.