Patxi López se ha labrado una carrera política plagada de hitos: tras llevar al PSE a sus mejores resultados históricos, logró ser el primer lendakari socialista y colaboró en el final de ETA. Ahora se ha convertido en el primer vasco que preside el Congreso, y desde su nuevo puesto, ha desatado una pugna sin precedentes entre el poder legislativo y el ejecutivo. Pese a la máxima inestabilidad que marca esta legislatura, que se presume efímera, no le ha temblado el pulso para llevar al Tribunal Constitucional el conflicto que se ha suscitado después de que el Gobierno de Rajoy se negara a someterse al control parlamentario. También se trata de una iniciativa pionera, que ha concitado el apoyo de todos los grupos, salvo PP y UPN, y que aspira a sentar precedente.

Patxi López (Portugalete, Vizcaya, 1959) considera que la negativa popular a someterse a las sesiones de control es «una afrenta a la democracia». Las implicaciones de este choque aún están por calibrar, ya que el Gobierno de Rajoy seguirá en funciones hasta la toma de posesión de un nuevo Ejecutivo, circunstancia que en caso de repetición de elecciones se demoraría varios meses. La convivencia entre ambos poderes se presume complicada en este período.

De hecho, este incidente ha roto el clima favorable que encontró López cuando fue propuesto por su partido para presidir el Congreso, pero su figura política ha salido reforzada. Su salto a la política nacional le ha llevado, en apenas dos años, a ser la tercera autoridad del Estado. Con todo, acostumbra a asegurar que sus aspiraciones políticas quedaron colmadas en mayo de 2005, cuando se convirtió en lendakari. Una vez más, su nombre quedaba unido a una referencia histórica: fue el primer jefe del Ejecutivo vasco no nacionalista, y rompió tres décadas de hegemonía nacionalista.

SOCIALISTA DE CUNA

López es socialista desde la cuna, y presume de orígenes obreros. Es hijo y nieto de trabajadores del metal en la Margen Izquierda de Vizcaya. Su padre, Eduardo López Albizu, más conocido porLalo, fue un dirigente del partido en la clandestinidad que sufrió prisión y destierro durante el franquismo, al igual que su mujer. Los recuerdos de la infancia del actual presidente del Congreso incluyen las reuniones secretas que se celebraban en su casa, a las que asistían destacados socialistas como Felipe González, Ramón Rubial, Joaquín Almunia, Txiki Benegas, Manolo Chaves… En su blog rememora que, en muchas ocasiones, sus padres ocultaban en su cama papeles comprometidos cuando la Guardia Civil registraba su vivienda, mientras él se hacía el dormido.

En este ambiente, no extraña que se afiliara a las juventudes socialistas con 16 años y entrara en el PSOE con 18. Inició la carrera de Ingeniería Industrial, pero la abandonó para dedicarse a su vocación política. Su salto a la primera línea se produjo en 2002, tras la dimisión del secretario general del PSE, Nicolás Redondo Terreros. La estrategia socialista por aquel entonces estaba condicionada por la firma del Pacto de Lizarra, que provocó un «frente constitucionalista» contra los nacionalistas vascos. López logró un 57% de apoyo de la militancia y pasó al liderar el partido, pero con un proyecto totalmente diferente. Definió su apuesta como «progresista, autonomista y vasquista», y sobre todo, se alejó de la «sombra» de los populares vascos, dirigidos por aquel entonces por Jaime Mayor Oreja.

RESULTADO HISTÓRICO

Las urnas premiaron su apuesta, y logró que su partido volviera a ser la segunda fuerza vasca en los comicios autonómicos de 2005. Elección tras elección, no dejó de crecer hasta 2009, cuando cosechó resultado histórico, aprovechando la ilegalización de la izquierda aberzale: 25 parlamentarios, que unidos a los 13 del PP, eran suficientes para ser elegido lendakari. Durante esa legislatura se fraguó el cese definitivo de la actividad armada de ETA, un logro que el propio Patxi Lopez considera «su mayor éxito».

Sin embargo, a partir de las municipales del 2011 comenzó el declive electoral del PSE, que aún hoy no se ha detenido. Aunque inicialmente ocupó su asiento en el Parlamento vasco, desde el que apostó por acuerdos de gobernabilidad con el PNV, en 2014 abandonó la secretaria general del partido. A pesar de que buena parte del PSOE le pidió que se presentara a las Primarias, finalmente se convirtió en uno de los dirigentes más cercanos a Pedro Sánchez como secretario de Acción Política, Ciudadanía y Libertades.

Su trayectoria, ya como presidente del Congreso, le convierte en uno de los principales activos del partido, hasta el punto de convertirse en un referente en un periodo marcado por la inestabilidad y las pugnas internas. Él prefiere dejarse querer, y haciendo gala de su prudencia, afirma que «ni se plantea» liderar el PSOE. Si llegara el momento, sería un nuevo desafío para el «tándem» político que forma con su mujer Begoña Gil, junto a la que lleva 23 años. Ella es vicepresidenta de las Juntas de Vizcaya, por lo que el matrimonio vive a caballo entre Bilbao y Madrid. No obstante, siempre que pueden disfrutan de sus aficiones de siempre: tomar pintxos por Bilbao, asistir a los partidos de baloncesto del Bilbao Basket, y disfrutar de la música, la lectura y la fotografía. López admite que ella es «su gran pasión» y un apoyo decisivo en su carrera. Quedan por saber cuáles serán sus siguientes retos.