El antiguo subdirector de Seguridad de la Comunidad de Madrid Miguel Castaño habría forzado hasta en dos ocasiones su cuerpo de escritura para que los guardias civiles peritos no detectaran su letra en los partes manuscritos que constatan los seguimientos que se realizaron a políticos del PP de Madrid en marzo, abril y mayo del 2008, según los peritos forenses.

La Audiencia Provincial de Madrid ha concluido hoy la prueba pericial con la comparecencia de dos miembros del Instituto Armado y dos policías nacionales. Mañana se expondrán los informes finales de las partes y se conocerá si el PSOE y la Comunidad de Madrid mantienen su acusación.

Está previsto que el próximo martes se entregue el objeto del veredicto al Jurado Popular, que tendrá que pronunciarse sobre la culpabilidad o inocencia de los acusados en relación a un delito de malversación de caudales públicos.

Al inicio de la sesión, el abogado Ramón González Bosch ha planteado la suspensión del juicio al estimar que la pericial podría estar viciada después de que ayer uno de los excomisarios de la Udef que investigó el caso reconociera que se prevaricó, lo que podría influir en todo el procedimiento penal. El tribunal ha rechazado su solicitud y seguidamente el letrado ha avanzado que en su informe pedirá la nulidad del proceso en base a la teoría "del árbol contaminado".

PRUEBAS

Las notas de las vigilancias son la principal prueba que existe contra los seis acusados, entre ellos el exdirector de Seguridad en la época de Esperanza Aguirre. En los interrogatorios, solo José Oreja reconoció que hacían "notas de trabajo" donde detallaban las llegadas y salidas de los sitios donde les mandaban sus superiores acudir para hacer labores de seguridad dentro de sus competencias.

Los peritos forenses atribuyen varios de los partes a José Manuel Pinto, quien afirmó en su declaración que Francisco Granados le comentó en una reunión que los documentos los había realizado Castaño.

En la prueba pericial, los expertos han expuesto las conclusiones de un informe elaborado para determinar la autoría de los partes de vigilancias. Según los especialistas, Castaño y Pinto habrían "forzado" su letra para que no se detectara. En el caso del primero, no se pudo finalmente realizar el cotejo. En cambio, sí se determinó que Pinto era uno de los autores.

El abogado de Castaño, el letrado Enrique Molina, le ha preguntado si podría haber afectado en su caligrafía la postura incorrecta que tuvo su cliente durante la prueba pericial, a lo que éste ha replicado que "no".

"Realizó mayor presión de la normal. La letra era irregular y cambiaba los caracteres. Podría ser hasta por el miedo. Pero la postura no le afectó por su habilidad", ha reseñado uno de los forenses a los que se le encargó el informe.