Dos semanas después de que el rey Juan Carlos abandonase España para instalarse –al menos por ahora– en los Emiratos Árabes Unidos, la mujer que detonó la investigación judicial en Suiza, Corinna Larsen, reapareció ayer con una larga entrevista nada menos que en la cadena británica BBC. Una conversación con la que quien fue amante del monarca emérito pone en práctica la estrategia de que la mejor defensa es un buen ataque. La empresaria alemana desliza nuevas sospechas sobre el exjefe del Estado, carga contra la Casa del Rey y el CNI, y desvela detalles sobre sus cinco años de relación con Juan Carlos I.

Según Larsen, los 76 millones de dólares (65 millones de euros) que el rey emérito le regaló presuntamente en el 2012 –por los que, entre otros hechos, ambos están siendo investigados por la justicia suiza– no fueron más que un agradecimiento. «Un reconocimiento por cuánto signifiqué para él, por cuánto significó mi hijo para él. Era gratitud por haberle cuidado durante sus peores momentos», precisó.

Y tras denunciar que se siente utilizada como cabeza de turco, la empresaria lanzó otro dardo contra Juan Carlos I: «Lo que me parece extraordinario es que estén convirtiendo 40 años de modus operandi de una empresa familiar en un foco sobre una persona. Y esa persona soy yo... porque habrá cientos de cuentas en otras jurisdicciones».

No dio más detalles sobre esas supuestas cuentas opacas, e insiste en que el rey no intentaba esconder o lavar el dinero al dárselo a ella, incluso a pesar de que en el 2014 el rey emérito le había pedido que se lo devolviera. «Estaba muy sorprendida porque, obviamente, es un regalo enormemente generoso. Diré, sin embargo, que habíamos tenido conversaciones en el 2011 sobre su deseo de gestionar su testamento en vida. Empezó a hablar sobre su muerte y lo que quería dejar en su testamento. También mencionó que quería ocuparse de mí, pero no discutimos cantidades. Le preocupaba que su familia no respetara su voluntad», explicó Larsen.

La justicia helvética investiga la procedencia de ese montante, que supuestamente fue un pago que el difunto rey de Arabia Saudí había enviado a una cuenta bancaria en Suiza vinculada con una fundación opaca panameña cuyo beneficiario era Juan Carlos I. La causa trata de esclarecer si detrás de ese dinero hay comisiones ilegales a cambio de la adjudicación a empresas españolas del AVE a La Meca.

El otro frente de ataque de Corinna durante la entrevista es el CNI, al que acusa de hostigarla a raíz de la cacería de Botsuana en el 2012, por la que el rey emérito tuvo que pedir perdón. «Desde el momento en que regresé de ese viaje quedé bajo una vigilancia total. Fue el principio de una campaña para pintarme como una Wallis Simpson, una Lady Macbeth, una suerte de personaje maligno que llevó a este maravilloso hombre por el mal camino en ese viaje durante una gran crisis económica», añadió.

Siempre según su relato, tras el safari africano, Larsen empezó a recibir «una atención no deseada» del Centro Nacional de Inteligencia, y que el primer objetivo fue su apartamento en Mónaco. Incluso recibió la visita en Londres del entonces director del CNI, Félix Sanz Roldán. «Dijo que lo enviaba el Rey. La primera advertencia era que no hablara con la prensa. Dijo que si no seguía las instrucciones, no podía garantizar mi seguridad física ni la de mis hijos», explicó.

En su extensa entrevista, Larsen se refirió a la fiesta en la que conoció a Juan Carlos I en febrero del 2004 y cómo avanzó la relación. «Conectamos de inmediato. Nos encontrábamos en Madrid, en una casita de campo dentro de la finca de El Pardo y viajábamos juntos», admitió.

La empresaria afirma que le preguntó al rey emérito cómo encajaría esta amistad con su esposa, la reina Sofía: «Me dijo que habían llegado a un acuerdo para representar a la Corona, pero que tenían vidas totalmente diferentes e independientes. Y el rey acababa de salir de una relación de casi 20 años con otra mujer».

Juan Carlos I, según este relato, llegó a visitar en el 2009 al padre de Corinna para decirle que estaba muy enamorado de ella y tenía intención de casarse. Pero ese mismo año acabaría la relación, después de que el rey emérito le confesase que había estado con una tercera persona. H