El independentismo se propuso unir fuerzas este jueves 21 de febrero y protagonizar un masivo paro en una jornada de huelga general que no ha conseguido paralizar la economía catalana. Los paros, convocados por el sindicato Intersindical-CSC y apoyados públicamente por el gobierno catalán y los partidos y entidades independentistas, apenas han afectado al transporte público y no han superado el 30% en sectores como las escuelas e institutos, el comercio y la función pública, según datos ofrecidos por la Generalitat. Donde sí han aglutinado apoyos ha sido en las universidades, con un seguimiento del 67% que ha dejado aulas vacías sin prácticamente incidentes.

A lo largo del territorio catalán el independentismo ha intentado repetir el guión de otras movilizaciones coincidentes con grandes episodios del 'procés', por más que la central convocante, la minoritaria Intersindical-CSC, haya argumentado la convocatoria de huelga para mostrar su rechazo a la todavía vigente reforma laboral del PP. Los CDRs han intentado bloquear desde primera hora de la jornada puntos clave de las vías de comunicación, como la estación de Renfe de plaza Cataluña, la línea de tren que conecta Sitges con Vilanova o los accesos al puerto de Tarragona.

No obstante, y si bien Rodalíes y Ferrocarriles Catalanes de la Generalitat se han ceñido a los servicios mínimos decretados, el funcionamiento tanto del metro como de los autobuses gestionados por TMB apenas se ha visto afectado.

EL CONSUMO ENERGÉTICO BAJA EL 3,7%

El comercio ha contenido la respiración, más por el recuerdo de episodios anteriores con mayor seguimiento que no por las cifras de la jornada de este jueves. En Barcelona, el mensaje tanto desde mercados municipales, como desde organizaciones de comerciantes ha sido prácticamente unánime: las tiendas y paradas han abierto, aunque la afluencia de consumidores ha sido menor que en un día normal.

Desde la Fundación Barcelona Comerç se ha percibido predominante normalidad, exceptuando la zona de San Antonio, que sí ha notado especialmente los efectos de los paros. Otro representante de los ejes comerciales del centro, Barcelona Oberta, ha reconocido que la manifestación convocada a las 12 del mediodía sí ha vaciado muchas de las tiendas de la zona. Los datos oficiales de la Generalitat cifran la incidencia de la huelga en el 30% de trabajadores que han secundado el paro y los datos de consumo energético van en la misma línea, con un descenso del 3,7% respecto al día anterior.

SINDICALMENTE AISLADO

Si bien el paro convocado por la Intersindical-CSC ha llegado impulsado por las fuerzas políticas independentistas, se ha llevado cabo de espaldas al mundo sindical. Dentro de este, únicamente ha recibido el apoyo explícito y activo de la USTEC, una central con fuerte presencia en colegios, institutos y universidades. Los mayoritarios CCOO y UGT se han desentendido, al no creerse que la coincidencia de la convocatoria y los juicios del 'procés' fueran mera casualidad. Otras centrales, como la CGT, afines y activas en anteriores episodios como las huelgas del 3 de octubre o el 8 de noviembre, han visto la huelga con cierto recelo, incómodos con el explícito apoyo del gobierno catalán.

El aislamiento sindical del independentismo coincide con el agotamiento de varios gremios, que llegan al 21 de febrero tras un otoño caliente en cuanto a movilizaciones se refiere. Ello se nota entre colectivos como la función pública, que evitó 'in extremis' una huelga por las pagas en diciembre y que la que sí realizó en noviembre, ya fue solo de dos horas. Entre los funcionarios de la Generalitat, este jueves el seguimiento ha sido del 23,7%. Más acusado ha sido el pinchazo entre los médicos y demás santiarios, que vienen de una huelga de cuatro días en los centros de atención primaria también en diciembre. Allí los apoyos han sido del 7,5%.