El PNV mantiene su firme rechazo a la investidura de Mariano Rajoy como presidente del Gobierno, y a la vista de la parálisis del proceso de negociaciones, incluso ha comenzado a alimentar la posibilidad de apoyar a Pedro Sánchez si el socialista acaba presentando su candidatura. La dirección peneuvista sigue esperando desde la barrera los movimientos de los grandes partidos estatales, con la esperanza de que sus cinco escaños ganen valor en la búsqueda de pactos sea quien sea el nuevo presidente.

Sin embargo, esta espera, que en principio no iba a suponerle ningún desgaste ante las elecciones autonómicas vascas de octubre, se ha visto truncada con la tormenta política suscitada en torno a la constitución de la Mesa del Congreso. Todos los líderes del PNV han dedicado los últimos días a negar de las mil formas imaginables que apoyaran a PP y Ciudadanos, sabedores de que todos los indicios, incluidas las declaraciones de los portavoces populares y socialistas les acusan directamente con el dedo.

En medio de la batalla dialéctica, Andoni Ortuzar ha remarcado que el "no" a Rajoy es inamovible, aunque si finalmente es presidente no descartan "negociar y pactar", porque "nosotros somos de hablar". Para embarrar aún más el terreno, se ha desatado en los últimos días un grave conflicto institucional, surgido con la anulación de la 25ª promoción de la Ertzaintza por parte del Tribunal Superior de Justicia del País Vasco tras el recurso de la Abogacía del Estado. Para el Ejecutivo de Vitoria, esta iniciativa supone un "ataque directo" al autogobierno vasco.

En todo caso, los 10 'votos fantasmas' han afianzado los lazos que unen al PNV con uno de sus más fieles y antiguos aliados, CDC. Ambas se han visto fuertemente cuestionadas ante su electorado, con acusaciones de 'juego sucio' por interés político y económico. No han aportado justificaciones verosímiles, pero tampoco se ha probado su 'culpabilidad'. Al mismo tiempo, la situación puede abrir un nuevo escenario si se confirma que los populares han roto con años de incomunicación y han sido capaces de llegar a acuerdos simultáneamente con los nacionalistas moderados vascos y catalanes.

En todo caso, la sintonía entre CDC y PNV, que se mantiene pese a todos los avatares de la formación catalana, se fundamenta en el respeto a las diferentes estrategias que siguen unos y otros. Los peneuvistas reiteran que su referente soberanista no es Cataluña, sino Escocia, y que a la espera de una cambio de estatus pactado con España, la prioridad inmediata es desarrollar al máximo el autogobierno vasco. De esta forma, el PNV deja que la bandera de 'Independencia ya' la lleve en exclusiva la izquierda aberzale, cuando todas las encuestas constatan que el sentimiento secesionista desciende en Euskadi mientras crece en Cataluña.

LA AMENAZA DE PODEMOS

En todo caso, el atasco institucional en Madrid está provocando ya consecuencias en Euskadi. La primera de ellas ha sido el enfriamiento de las relaciones entre PNV y Podemos, que pese a ser los dos principales rivales en las encuestas, mantenían hasta la fecha una fría cordialidad. Sin embargo, en el calor de la polémica por la Mesa del Congreso, Pablo Iglesias le ha dicho a Ortuzar aquello de "Hombre blanco habla por boca de serpiente". La respuesta no se ha hecho esperar, y el líder vasco ha replicado que si Patxi López no es hoy el presidente del Congreso es porque Iglesias prefirió la candidatura de Xavier Domènech.

Entre tanto, Podemos está buscando candidato a lendakari tras la renuncia de la jueza Garbine Biurrun, una aspirante muy bien valorada socialmente que preocupaba en Ajuria Enea. La alternativa parece Pili Zabala, hermana de Joxi Zabala, asesinado por los GAL junto a Joxean Lasa en 1983. Una opción que sobre todo, puede atraer a votantes del entorno de la izquierda aberzale. Curiosamente, la candidata independiente se ha mostrado más proclive a pactar con el PNV que la propia dirección del partido morado en Euskadi.

En paralelo, los dos socios en la mayoría de las instituciones vascas,PSE y PNV, se miran con recelo. Un hipotético pacto de izquierdas entre los socialistas, Podemos y EH Bildu arrinconaría a los nacionalistas aunque recuperaran el primer puesto en las urnas. Pero al mismo tiempo, la defensa del derecho a decidir podría unir al partido de Ortuzar con podemitas y la coalición independentista, un temor que ha expresado en público esta misma semana la secretaria general del PSE, Idoia Mendia.