Carles Puigdemont huyó a Bélgica el 30 de octubre, tres días después de proclamar la república catalana en el Parlament. Desde entonces, y sobre todo desde que ha empezado la campaña electoral, una pregunta sobrevuela la actualidad catalana: ¿cómo y cuándo tiene previsto volver? Cada vez más simpatizantes del 'president' depuesto fantasean con un retorno sorpresa antes del 21 de diciembre, que provocaría su detención inmediata pero que también podría disparar las expectativas electorales de Junts per Catalunya.

En los últimos días, fuentes policiales han detectado movimientos en ese sentido. Al Gobierno le consta que algunos miembros del entorno de Puigdemont en Bruselas son partidarios de dar un golpe de efecto que, piensan, podría culminar la remontada de JxCat que detectan todas las encuestas. En previsión de que la vuelta del 'expresident' se acabe materializando, Interior ha decidido blindar las fronteras para evitar que les cogiera con el pie cambiado.

Fuentes policiales han confirmado a EL PERIÓDICO que va a incrementarse la presencia de agentes en los límites fronterizos, pese a que no es seguro que Puigdemont se decida a dar el paso. De hecho, según esas informaciones, varios miembros de su equipo son más entusiastas con la idea que el propio 'expresident', que duda de la rentabilidad electoral de la jugada y de sus repercusiones jurídicas.

El juez del Tribunal Supremo Pablo Llarena retiró la semana pasada la orden de detención europea dictada, contra la que Puigdemont estaba litigando en Bruselas. De esta forma, Llarena impedía que la justicia belga decidiera extraditarlo solo por alguno de los delitos por los que se le reclama, e impidiera -al menos hasta que existiera una nueva resolución- que se le encausara por los otros. La euroorden anulada citaba sedición, rebelión y malversación; una extradición 'parcial' habría dificultado la "respuesta homogénea" de la justicia española con respecto a todos los implicados en el caso.

El 'president' cesado en virtud de la aplicación del artículo 155 de la Constitución tiene libertad de movimientos en Bélgica. Pero la orden de detención nacional sigue vigente. Es decir: si Puigdemont pisa España, será arrestado y conducido ante instancias judiciales.