"Hemos ganado esta batalla. Pero no vale bajar la guardia. De aquí al 1 de octubre quedan muchas por ganar". De esta manera celebraba la dirección de la CUP el fin de siete horas de resistencia numantina ante la intención de la Policía Nacional de entrar en su sede sin orden judicial. Los más de mil anticapitalistas que se habían congregado a las puertas han celebrado con entusiasmo su triunfo.

Dirigentes y simpatizantes se habían movilizado hacia la sede después de que a la una del mediodía la CUP anunciara en sus redes que policías nacionales encapuchados rodeaban el local. Tras un forcejeo con los agentes, los anticapitalistas han conseguido romper el cordón policial y bloquear el acceso al edificio. Los militantes, entre ellos algunos cargos electos, han realizando una sentada para impedir que los policías pudieran acceder.

Desde el partido se han hecho llamamientos continuos a todos los asistentes a la resistencia pacífica y a evitar cualquier tipo de confrontación física con la policía. Sus seguidores han seguido los consejos y han amenanizado la espera bailando y cantando consignas como "fuera las fuerzas de ocupación", "las calles siempre serán nuestras" o "no pasarán".

"Deberán pasar por encima de nuestros cuerpos", había avisado Núria Gibert. La portavoz del secretariado nacional de la CUP ha explicado que, pese a que diputados de su formación se habían dirigido al responsable del operativo para saber qué pretendían, ni tan siquiera les han respondido".

Representantes del resto de fuerzas políticas independentistas, de Podem y de los 'comuns' se han pasado para expresar su solidaridad. Dos de los últimos en llegar han sido Gerardo Pisarello y Jaume Asens, tenientes de alcalde del Ayuntamiento de Barcelona. Cuando las furgonetas de la policía que cortaban la calle Casp entre Sardenya y Marina se han marchado, los congregados han estallado de júbilo, solo perturbado momentáneamente por el disparo al aire de una escopeta de pelotas de goma.