El melón de la reforma constitucional se puso sobre la mesa en numerosas ocasiones en la pasada legislatura como vía para solucionar el desafío soberanista catalán o suprimir la prevalencia del hombre sobre la mujer en la sucesión a la Corona, entre otros temas. Sin embargo, el PP, con su mayoría absoluta, se negó en redondo a abordar un tema tan espinoso. La nueva composición del Congreso abren otro escenario y los conservadores consideran que ahora podría ser el momento. O, al menos, así lo ha manifestado el expresidente del Congreso y actual presidente de la Comisión Constitucional de la Cámara baja, Jesús Posada, en una entrevista concedida a la agencia Efe.

"Desde luego, si hay una posibilidad de reformar la Constitución es ahora", afirma Posada, que subraya que el proceso debe acometerse sin fijar límites previos y con voluntad de llegar a consensos. A su juicio, la modificación de la Carta Magna es factible por dos razones:ningún grupo cuenta con mayoría absoluta y, al mismo tiempo, existe una mayoría "clara" de dos tercios de la Cámara de partidos que él llama "constitucionalistas". No obstante, no cierra la puerta a otros grupos como Podemos, al entender que el grupo de Pablo Iglesias puede hacer valiosas aportaciones, aunque avisa de que hay principios básicos que no se deben cambiar, como el concepto de España como nación, la libertad o la igualdad de los ciudadanos.

BUENA VOLUNTAD DE LOS GRUPOS

Posada asegura que percibe "buena voluntad" entre los grupos ante la "oportunidad" que se abre en esta legislatura para llegar a acuerdos, especialmente en la comisión cuya presidencia acaba de ocupar. Y lanza un mensaje dirigido a todas las formaciones políticas, incluida la suya, el PP, para conseguirlo: "Es una oportunidad, pero para eso se necesita pactar, y para pactar hay que saber que hay que ceder en algunas cosas para conseguir otras".

En el caso de la reforma constitucional, su receta consiste en primer lugar en "no empezar por los límites", sino dejar que cada uno ponga encima de la mesa lo que quiere, y él se compromete a "intentar por todos los medios acercar posturas". Tampoco le gustaría "empezar por lo más alto" porque opina que cambiar la Carta Magna no es una tarea para "la próxima semana" ya que ahora "no es lo urgente" porque hay asuntos más importantes, como la aprobación de los Presupuestos Generales del Estado.

La fórmula más "acertada" a su juicio para hacerlo sería la creación una subcomisión parlamentaria, y advierte: "Lo que sería fatal es que se tiraran los trastos a la cabeza antes de empezar". Por ello apuesta por dejar a los portavoces "unos meses de acercamiento" que permitan vislumbrar si "hay posibilidades".

El presidente de la Comisión Constitucional admite que es conveniente ponerse manos a la obra para esta reforma, cuando menos a partir del dictamen del Consejo de Estado que en su día propuso una modificación de la Carta Magna limitada a cuatro puntos y que considera "un trabajo muy serio que se hizo francamente bien".

Se trata de suprimir prevalencia del varón sobre la mujer en la sucesión de la Corona, incluir en la Constitución la enumeración de las comunidades autónomas, vincular el texto con la integración en Europa y reformar el Senado.

REVISIÓN DE LOS PROCEDIMIENTOS

El veterano diputado del grupo popular, que fue presidente del Congreso en la X Legislatura, admite que lo que más obsoleto puede haberse quedado del texto constitucional de 1978 son los "procedimientos" o la referencia a la estructura del Estado autonómico que todavía no se había puesto en marcha.

Entre esos procedimientos que pueden cambiarse cita el establecido para convocar el debate de investidura y la repetición de elecciones en caso de falta de acuerdo, cuya redacción actual ha alargado el proceso de formación de Gobierno hasta casi un año.