Tras la semana de la investidura, llega otra batalla parlamentaria en las Mesas de las comisiones del Congreso de los Diputados. Con el fin del bipartidismo, en el 2015, las dos formaciones principales, PSOE y PP, se tuvieron que acostumbrar a compartir esos cinco puestos (presidencia, dos vicepresidencias y dos secretarías) con los nuevos grupos. En esta legislatura, uno de los escollos será la presencia de Vox en esas Mesas, que son las que se encargan de ordenar y dirigir los debates de la treintena de comisiones legislativas, entre las que están la de Hacienda, Presupuestos, Fomento, Igualdad y Transición Ecológica.

Hasta ahora, el día que en el que se elegían a los cinco miembros, los grupos parlamentarios ya llegaban a cada comisión con un acuerdo cerrado entre todos previamente y ni se votaba, pese a que lo señala el reglamento. Todos aprobaban la composición de la Mesa por asentimiento. Así fue también, en 2016, con Podemos ya en la Cámara. Ahora, la entrada de Vox, con 24 escaños, ese reparto se augura más complicado porque el PSOE ya ha anunciado que no cerrará ningún pacto que incluya a diputados del partido de Santiago Abascal. El PP ya ha dejado claro que considera que la formación radical debe poder entrar en las Mesas, al igual que han hecho en las pasadas legislaturas ERC, PNV y el antiguo PdeCat, ahora Junts per Cataluña. Ciudadanos no comparte el cordón sanitario contra Vox y Podemos y los independentistas catalanes no lo han decidido aún.

Un portavoz del grupo de ultraderecha, por su parte, asegura que no se plantea vetar a los independentistas catalanes o a los nacionalistas vascos y reclama una representación en esas Mesas que corresponda a su número de votos: en las generales obtuvieron el 10,26% y ahora consideran que deben ocupar un puesto en la Mesa cada dos comisiones.

EL ANTECEDENTE DEL PARLAMENTO EUROPEO

Esas fuentes admiten que han abordado este asunto con el PP y Ciudadanos, socios ya en la Comunidad de Murcia y la Junta de Andalucía, y han encontrado una "respuesta positiva". Intentaremos que sea por acuerdo, lo vamos a intentar con todos los grupos para que todos tengan representación en las instituciones en las que los ciudadanos han decidido que estén. Creemos que es lo democrático, afirma por teléfono Miguel Gutiérrez, secretario general del grupo parlamentario de Ciudadanos. Fuentes del PP recuerdan el antecedente de hace unos días en el Parlamento Europeo, donde la eurodiputada de Vox Mazaly Aguilar fue elegida tercera vicepresidenta de la comisión de Agricultura, pese al intento inicial de socialistas, liberales y verdes de imponer un cordón sanitario al partido de extrema derecha.

Aunque no haya acuerdo entre todos y el PSOE mantenga su veto a Vox, si populares, naranjas y los ultras se ponen de acuerdo, pueden apoyar al candidato que el partido de Abascal decida y que los ultras consigan algún sillón de las Mesas. En cada comisión hay 43 diputados, según un acuerdo consensuado por los grupos parlamentarios. El PSOE tendrá 15 integrantes en cada uno de esos órganos; el grupo del PP, ocho; el de Ciudadanos, siete; Unidas Podemos, cinco; Vox, tres; ERC, dos; PNV, uno, y el mixto (donde está JxCat, dos). La triple derecha suma 18 votos, de manera que todos ellos pueden apoyar al candidato ultra que decidan y saldrá. Pero como se eligen por separado (primero la presidencia, después las dos vicepresidencias y, por último, las dos secretarías), PP, Cs y Vox sí pueden aliarse para apoyar al aspirante radical para ser vicepresidente o secretario, pero no presidente, ya que en esa se impondría la suma de los 25 diputados restantes. Según fuentes del grupo parlamentario del PP, los de Vox ya han asumido que no podrán forzar tener alguna presidencia.