Tanto el presidente del PP, Pablo Casado, como el de Ciudadanos, Albert Rivera, arremetieron ayer contra el Gobierno socialista por no haber actuado contra el presidente catalán, Quim Torra, y haber ordenado antes retirar los lazos amarillos de las instituciones públicas catalanas.

El candidato de Ciudadanos a la Presidencia del Gobierno, Albert Rivera, aseguró ayer que si preside España «los CDR (comités de defensa de la república) no van a campar a sus anchas, como ocurre ahora, no habrá ni un lazo amarillo y se va a acabar con el adoctrinamiento» en los colegios en Cataluña.

Durante su intervención en un encuentro informativo organizado en Burgos por el Grupo Promecal, Rivera respondió a una pregunta sobre la retirada de los símbolos existentes en sedes de la Generalitat de Cataluña, que ha atribuido al recurso planteado por Ciudadanos ante la Junta Electoral y al funcionamiento del Estado, y no a lo hecho «ni por algunos partidos ni por el presidente del Gobierno».

«Necesitamos un Gobierno que no pase ni una al separatismo», sentenció Rivera, quien se preguntó si el PSOE y el PP van a «pedir perdón» a Ciudadanos tras acusarles de «provocar al retirar lazos amarillos ilegales», en referencia a las críticas recibidas hace meses, cuando comenzaron a proliferar en espacios públicos de Cataluña.

descentralización / Por su parte, el presidente del PP, Pablo Casado, afirmó ayer en Bilbao que «no se puede seguir descentralizando» España, sino que hay que «reforzar la unidad», al tiempo que insistía en sus críticas al Gobierno de Sánchez por apoyarse en los independentistas.

Casado consideró que España es un Estado ya suficientemente descentralizado y que ahora debe mejorar la eficiencia en el ejercicio de las competencias, lo que impiden algunas comunidades autónomas de forma «desleal».

Casado criticó la «rebeldía» de Torra, y su intento «grotesco» de sortear el auto de la Junta Electoral Central sobre las pancartas y símbolos en favor de los políticos presos y huidos en edificios oficiales. «El responsable es Pedro Sánchez por jugar al gato y el ratón y con cubiletes de trileros» con los nacionalistas catalanes con la esperanza de lograr sus votos para una posible investidura.

Reprochó al presidente que se dedique a hablar de Franco y los «viernes sociales» y se «esconda tras las togas» del Tribunal Supremo, al que la Generalitat denunciará a la JEC, y la fiscalía sin «hacer nada». «Estas elecciones -dijo- son un plebiscito, o Torra sigue mandando en España a través de Sánchez o el PP» impide que gobiernen «socialistas, comunistas y separatistas» con un proyecto político de ruptura de España.

La portavoz del Gobierno, Isabel Celaá, defendió el comportamiento del Ejecutivo. «El Gobierno ha sido absolutamente diligente y eficaz. No ha habido ninguna pasividad», explicó. «¿O están pidiendo una injerencia en el procedimiento electoral?» planteó en su comparecencia en la Moncloa tras el Consejo de Ministros.