La investidura fallida de Pedro Sánchez abre un periodo de incertidumbre en el que el PP y Ciudadanos temen que crezca la presión del PSOE y también del sector económico para que se abstengan en el caso de que el candidato socialista vuelva a someterse a una votación de investidura. Sánchez empezó ya ayer por la noche, horas después de la votación. «Hay que reflexionar sobre lo acontecido y desbloquear esta situación», reclamó Sánchez a esos dos partidos y también a Podemos. «España necesita un Gobierno», insistió en una entrevista en Telecinco.

A los naranjas, además, también le invitan a abstenerse sus socios de la derecha. Pablo Casado ya se la ha ido pidiendo a Albert Rivera desde las generales de abril y ayer lo hizo Vox. «No me parecería tan raro ni tan mal que Ciudadanos lo hiciera», comentó en el patio del Congreso Iván Espinosa de los Monteros, portavoz de los radicales en el Congreso.

Fuentes de la dirección popular consideran que los socialistas ya saben que no pueden reclamarles que allanen ese posible nuevo intento de Sánchez si «permiten» que la dirigente socialista María Chivite se convierta en presidenta del Gobierno de Navarra con la abstención de EH Bildu. «Lo de Navarra es lo primero, antes de plantearnos siquiera si vamos a hablar con ellos. Si quieren empezar, que se vayan a Pamplona a arreglarlo y luego vuelvan a llamarnos», avisan.

La estrategia de Casado pasa por que finalmente el secretario general del PSOE logre acordar un Gobierno de coalición con Podemos antes de septiembre. Según publicó este diario, el líder del PP cree que unas nuevas elecciones (que se celebrarían el 10 de noviembre) no le convienen como presidente de los conservadores y prefiere que Sánchez se embarque en un Ejecutivo en el que se desgaste por la convivencia con los morados y la gestión de la sentencia del juicio del procés, que se conocerá a finales de septiembre o principios de octubre. Casado augura una vida corta a ese hipotético Gobierno y la convocatoria de elecciones de nuevo antes de tiempo en las que sí cree que podría lograr llegar a la Moncloa, ya tras varios años como presidente del PP (llegó a la cúpula hace justo 12 meses).

En Ciudadanos esperan esa presión, pero seguirán parapetándose tras la promesa electoral de Rivera de no llegar a ningún pacto con Sánchez. Pese a que se saltó el veto que puso a Mariano Rajoy en 2016, ahora no se ha movido ni un ápice de lo que decía en los mítines de la campaña.

Ciudadanos deberá bregar con esa petición de facilitar la investidura con una grave crisis interna que ayer sumó un nuevo episodio. El economista Francisco de la Torre presentó su dimisión como miembro del comité ejecutivo nacional del partido y dejará también el acta de diputado. Es la cuarta persona que abandona la dirección en el último mes.

En los discursos de cinco minutos que tanto Casado como Rivera pronunciaron en el pleno antes de la votación, ambos coincidieron en acusar a Sánchez y Pablo Iglesias de haberse encallado en el reparto de los cargos. «No se han peleado por las políticas, solo por los sillones», espetó el líder naranja. El dirigente popular denunció la «encarnizada lucha de poder».