El ministro de Industria en funciones, José Manuel Soria, comparecerá el próximo lunes en el Congreso para dar explicaciones sobre por qué su nombre aparece en los ‘papeles de Panamá’. No obstante, cuando llegue ese momento Soria tendrá que aclarar más cosas de las inicialmente previstas -y así lo espera también su partido, que ha pasado del apoyo incondicional a la perplejidad y a la petición de más datos a su compañero- puesto que en las últimas 72 horas ha dado distintas versiones, en ocasiones contradictorias, sobre cuál es su vinculación con una empresa de las Bahamas llamada UK Lines y otra británica que, con el mismo nombre, fue fundada por su padre y en la que él ha asegurado no haber tenido nunca ninguna responsabilidad. No obstante, su propia firma aparece no en uno, sino en al menos dos documentos de dicha sociedad y es de suponer que heredó parte de su accionariado cuando falleció su progenitor, en 1990.

El vicesecretario popular Fernando Martínez-Maillo ha salido esta mañana a la palestra para decir que Soria tiene que explicarse, aunque ha tratado de quitar hierro al asunto al apuntar que ya no se habla de una sociedad offshore en las Bahamas (de la que Soria se ha desligado absolutamente y alega que es un “error” del gabinete jurídico del que proceden los ‘papeles de Panamá’), sino de una empresa con igual nombre en Gran Bretaña y que si tuviera vinculaciones con el ministro “sería derivado de una situación hereditaria por la muerte de su padre”.

UN TEMA DE HACE 20 AÑOS

“No sé si es muy relevante; no sé exactamente de que se le acusa”, ha llegado a decir Maíllo públicamente, para después subrayar que el tema tiene 20 años y que “no sabe” cuál es "la dificultad o problema del caso”. Cierto es que este dirigente del PP, además de vicesecretario de su partido, es presidente de la comisión de Industria, precisamente aquella en la que habrá de comparecer Soria, por lo que no sería prudente que bajo esta condición hiciera declaraciones yendo más allá con su compañero de filas.

Los últimas novedades difundidas este martes son que el titular de Industria plasmó su rúbrica no sólo en su nombramiento como secretario en la empresa británica UK Lines Limited, que no reconocía en un principio y que terminó admitiendo que había fundado su propio padre. Si no también, según El Mundo, en el acta anual de 1990 de dicha compañía, con la que había negado tener relación. Asimismo eldiario.es publica que otra empresa creada en 1997 y presidida por Soria en su momento tuvo como accionista mayoritario a una sociedad registrada en el paraíso fiscal de Jersey.

EN PUERTAS DE LAS ELECCIONES

Tanto en la dirección del partido como en la Moncloa hay un importante desconcierto y malestar con la estrategia de comunicación que Soria -el mismo que dijo hace una semana que quien apareciera en los Papeles de Panamá debía dar explicaciones- ha emprendido, puesto que él mismo ha ido añadiendo argumentos confusos sobre su implicación en este caso y dosificando información que, según van publicando nuevos datos en los medios, van dejando en evidencia su estrategia de defensa y hace tener a buena parte de los populares los peores augurios sobre cómo podrá afrontar el ministro una comparecencia parlamentaria que, a todas luces, será muy dura. En las últimas horas el ministro ha optado ya por huir de las incómodas preguntas de los profesionales de la información.

La noche del pasado martes los periodistas fueron testigos de una acalorada conversación entre la secretaria general del PP, Dolores de Cospedal y el propio Soria a la que se sumó el jefe de gabinete de Mariano Rajoy, Jorge Moragas. Se produjo minutos antes de que Soria compareciera ante la prensa en el Parlamento para intentar aclarar su situación, una rueda en la que aseguró que Mariano Rajoy le había dado su aval para que acudiera a comparecer oficialmente en la comisión de Industria (en un momento en que el Gobierno se niega a ir a las Cortes por estar en funciones) y que no se había puesto en cuestión su continuidad en el equipo.

NO SE LE PUEDE DESTITUIR

Cierto es que resulta difícil cesar a un ministro que ya está cesado, como todos sus compañeros, desde el 21 de diciembre. Otra cosa es que se le llegase a sugerir que diese un paso atrás no tanto por que haya cometido ningún delito o irregularidad fiscal, sino por haber ocultado información y haber perjudicado su propia imagen, la del partido y la del Gobierno en un momento político delicadísimo, con unas posibles elecciones en puertas. De momento la única decisión que hay tomada en el PP es esperar a escuchar cuál es la versión definitiva que Soria da, ante sus señorías, el próximo lunes. Pero el miedo a que aparezcan más datos que vuelvan a poner a Soria en contradicción y lo mantengan en el foco crece por momentos y es ya indisimulable, pese a que muchos ministros hayan salido en días anteriores a darle apoyo público. Más tibio ha sido el del partido, aunque haberlo lo ha habido. Otra cosa es lo que ocurra a partir de ahora.