El presidente del Gobierno en funciones, Mariano Rajoy, se dispone a abrir una nueva ronda de conversaciones políticas -según consta desde el 20-D no ha mantenido demasiadas- para conocer cuáles son las intenciones de los principales grupos a la hora de facilitar la gobernabilidad de PP o PSOE, las dos opciones que en principio están sobre la mesa. Pero, además y de una forma menos pública, los conservadores pretenden acelerar una serie de contactos a nivel nacional e internacional (algunos ha habido ya) que se traduzcan en una campaña inédita de presión sobre los socialistas para que, de ninguna manera, permitan que su líder,Pedro Sánchez, se embarque en un acuerdo que implique a Podemos y necesite de la complicidad de los independentistas.

Si el plan se pone en marcha en las próximas horas, los móviles de Sánchez y los suyos estarán aún más activos que de costumbre, pues no es descartable que reciban, como anhelan los populares que han lanzado un SOS a todos los efectos, llamadas de personalidades españolas del mundo empresarial, económico, político y social, pero también desde el exterior, fundamentalmente del ámbito europeo, señalan fuentes del PP.

De hecho, un Rajoy que ha osado a declinar ni más ni menos que la petición del jefe del Estado para que sea el primero en presentarse a un debate de investidura, aprovechó este sábado una intervención pública en Córdoba -y la elección de suelo andaluz es toda una llamada de atención para la socialista Susana Díaz- para detenerse en las hipotéticas repercusiones internacionales de un Ejecutivo en que unan fuerzas PSOE, Podemos e IU.

Esa parte de su mensaje busca, además de sembrar alarma en casa, laatención de embajadores destinados en España y de quienessiguen con atención el devenir de los acontecimientos del país: según dijo, sólo un pacto PP-PSOE-Ciudadanos ofrecerá“certidumbre, tranquilidad y seguridad” en el exterior ya que, además, sólo esa fórmula es capaz a de seguir la senda marcada desde Europa, garantizar el Estado del bienestar o, atención a esto, “luchar eficazmente contra la amenaza terrorista”.

AZUZAR A LAS FEDERACIONES CRÍTICAS

La dirección popular tampoco pierde de vista la agenda de los socialistas. Le da relevancia máxima al comité federal que tienen convocado para el sábado 30, donde esperan que se hagan oír las voces y federaciones críticas con un posible acuerdo de gobernabilidad en la línea del esbozado por Pablo Iglesias el pasado viernes.

De hecho, hay varios miembros de la cúpula del PP que abogan por aprovechar también la próxima semana para incrementar además la presión pública y privada sobre los ‘barones’ del PSOE, tratando de poner el foco mediático en ellos y en si son capaces de avalar “la humillación” que, a su entender, les pone por delante Podemos exponiendo un plan detallado de gobernabilidad que incluye el reparto varias carteras ministeriales.

Abrió ese fuego, también este sábado, el responsable de los populares andaluces, Juan Manuel Moreno, instando a Susana Díaz a salir a la palestra y expresar su opinión. “¿Dónde está el PSOE de Andalucía?; ¿dónde está la reina de la equidistancia?”, recalcó en un acto de partido compartido con el propio Rajoy. Un argumento sobre el que insistió también el domingo.

EL CONSUELO DE OTRAS GENERALES

Una de las últimas balas de las que parece disponer el PP es elintento de romper las filas socialistas, con proyección en elgrupo parlamentario por si finalmente Pedro Sánchez se sometiera a una investidura. El objetivo no es fácil de lograr, puesto que pese a las turbulencias que suele atravesar el PSOE periódicamente en los últimos años, no se antoja sencillo darle un ‘’no’ a su propio líder en Pleno solemne sin que el partido pague también las consecuencias de la jugada, sobre todo si eso desemboca en nuevas elecciones.

Conscientes de eso, las fuentes populares consultadas estiman que lo más útil es tratar de evitar que se dé ese escenario y abortarlo antes, volcando “cuanta más presión mejor” en los líderes territoriales del PSOE y en algunos de sus referentesdurante los próximos cinco días, los previos al Comité federal, para que “le paren los pies” a su secretario general si quiere pactar con Podemos y demanda el guiño de los independentistas.

Los conservadores buscan con desesperación un “o Rajoy o elecciones”, sin posibilidades intermedias. A esa premisa responde realmente, según dicen, la arriesgadísima decisión de su jefe de declinar la oferta de Felipe VI de intentar formar gobierno.Necesita ganar tiempo, alegan, para que las opciones de Sánchez se diluyan bien por la tensión interna o bien por la erosión de una hipotética negociación con los podemistas, que tampoco lo pondrán sencillo.

En un contexto en el que Sánchez estuviera ya debilitado, prosiguen, Rajoy no tendría problemas en someterse a un par de votaciones en el Parlamento, aún sin apoyos, para poner en marcha el reloj de los dos meses que marca la Constitución y transcurridos los cuales, si no hay presidente, el Rey puede disolver Cortes y convocar comicios.