El presidente gallego, Alberto Nuñez Feijóo, desvelará por fin este sábado si se presenta a las elecciones autonómicas de otoño u opta por otros destinos, desde dar un salto a Madrid hasta pasar a la empresa privada. Después de su periodo prolongado de reflexión, que ha alimentado todo tipo de hipótesis, sus compañeros de filas y hasta sus rivales políticos dan por sentado que optará de nuevo a laXunta de Galicia. Si bien, pocos saben, más allá de Mariano Rajoy, sus verdaderas intenciones, por lo que, aunque es poco probable, podría dar la campanada.

En caso contrario, Feijóo optaría a un tercer mandato y dejaría de lado su convicción de que dos legislaturas en política son más que suficientes para hacer caso al reclamo --expresado más entre bambalinas que en público-- del PP, que prefiere que que afronte una contienda electoral que se prevé complicada. La organización territorial tiene previsto en cualquier caso un congreso los días 7 y 8 de abril para elegir a su cabeza de cartel.

Los conservadores vascos, mientras tanto, no tienen la misma suerte, pese a que también se enfrentan a las urnas en otoño. Están a la espera, igual que el resto de territorios sin elecciones, de renovar sus liderazgos interinos, en función de cómo y cuándo se resuelvan las negociaciones para conformar el Gobierno central. Tras las generales, la cúpula dio órdenes de aplazar todos los congresos hasta que Rajoy sepa si revalida su cargo gubernamental o pasa a la oposición. El líder del PP no quería ruidos internos y por eso postergó el cónclave nacional y el resto. Solo se han autorizado los relevos en Galicia, País Vasco y Comunitat Valenciana. Con la estrategia de dilación, en cualquier caso, no ha evitado desavenencias, pero entre los más jóvenes y la vieja guardia sobre cómo afrontar los casos de corrupción.

EN EUSKADI, ALONSO O MAROTO

En Euskadi, la demora no puede prolongarse mucho, puesto que los competidores ya tienen, en su mayoría, carteles definidos. El ministro Alfonso Alonso es la opción más probable, salvo que el alavés prefiera (y pueda) quedarse y jugar algún papel en Madrid, en cuyo caso previsiblemente se elegirá al vicesecretario nacional Javier Maroto.

El titular de Sanidad es uno de los cargos con más adeptos y figura en todas las quinielas como uno de los posibles sucesores de Rajoy, quien, según la impresión más extendida en su partido, tendrá que dar un paso atrás el próximo verano si no consigue formar Gobierno.

Alonso tomó las riendas del PP vasco de forma transitoria en unajunta directiva, y no fue el único. Tras el batacazo de las autonómicas del pasado mayo, casi todos los baronesconservadores huyeron en desbandada, y sus sucesores fueron designados a golpe de junta, máximo órgano entre congresos.

DEBILIDAD INTERNA

En este contexto, el PP podría ir a las legislativas con las divisiones territoriales en situación de interinidad y, por tanto, de debilidad. Y eso que los nuevos barones empujan para tomar el timón y reclaman, en muchos casos, ser elegidos en primarias.

El último territorio que tiene luz verde para hacer su convención es Valencia. No por la aproximación electoral, sino para distanciarse de la corrupción que salpica sus siglas. Su líder, Isabel Bonig, quiere celebrar un congreso de refundación y tiene autorización a falta de fijar una fecha.