"Quiere imponer una dictadura", ha llegado a espetar esta mañana en el Congreso la portavoz del PP, Cuca Gamarra. El partido conservador considera que el PSOE y Podemos buscan "el poder absoluto" con su reforma de la ley orgánica del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) con el objetivo de que se pueda aprobar la renovación de ese órgano con mayoría absoluta (176 diputados) y no con mayoría reforzada (210), como hasta ahora. El PP se niega a sentarse con Pedro Sánchez a pactarlo mientras Pablo Iglesias participe en esa renovación. Los populares consideran que los "ataques" a la monarquía y a los jueces impiden a los morados formar parte de ese proceso.

"Cada día avanzan un paso más en el deterioro del marco constitucional", ha afirmado Gamarra que ha matizado después sus palabras sobre la "dictadura" y ha dicho que la presidencia de Sánchez está legitimada por las urnas, pero que sus "conductas" y las de sus socios de Podemos son "dictatoriales".

Los populares se quejan de que el camino escogido por el Ejecutivo de coalición sea el de la proposición de ley (presentado en el Congreso) y no el de proyecto de ley (impulsado por el Gobierno). La diferencia no es baladí. En la opción elegida se evitan tener que pedir informes al Consejo de Estado, al Consejo Fiscal y al propio Consejo General del Poder Judicial (CGPJ). Según fuentes socialistas, todo el proceso, que no se hará por el trámite de urgencia, puede durar unos dos meses.

Pablo Casado, el líder del PP, no ha tardado en anunciar en Twitter que recurrirá contra esa reforma ante el Tribunal Constitucional y "las instituciones y tribunales europeos". "Lo hace por un camino que sabe que no tiene obstáculos", ha afirmado Gamarra.

Jueces que gusten a los socios de investidura

Tampoco ha gustado esa reforma exprés a Ciudadanos. El portavoz en el Congreso, Edmundo Bal, abogado del Estado, ha calificado la iniciativa de "infamia" y ha denunciado que Sánchez quiera llevar al poder judicial "la mayoría Frankestein", con jueces que gusten a sus socios de investidura, entre los que ha citado a los independentistas catalanes y a Bildu. "No se pueden cambiar las reglas del juego a mitad del partido", se ha quejado.