El pacto global para reconstruir el país tras la crisis del coronavirus parece cada día más una quimera del Gobierno que una posibilidad efectiva. PP y Vox, que hasta ahora habían mostrado sus recelos ante esos acuerdos, pasan ya directamente al choque frontal contra el Ejecutivo: acusan a Pedro Sánchez de querer perpetuarse en el poder y de fracaso en la gestión de la pandemia. Los dos principales partidos de la oposición han convertido este miércoles la sesión de control en el Congreso, la primera desde que se decretó el estado de alarma, en una bronca monumental que viene a demostrar que, si la sociedad puede haber cambiado tras la catástrofe, la política, desde luego, no.

Pablo Casado ha evitado clarificar si atenderá la llamada que el presidente había previsto hacerle este jueves para comenzar a tejer un pacto de reconstrucción, pero todo su discurso ha sido una impugnación total a la actuación del Gobierno. Ha insinuado que la voluntad de Sánchez para llegar a un acuerdo es falsa y le ha acusado de generar desconfianza. "Cuatro son los minutos que nos ha dedicado en 24 días. ¿Esto es la desescalada política?, ¿esto es el espíritu de pacto de corazón que nos ofrece?, ¿esta es la lealtad y unidad que nos impone con una mano, mientras con la otra suelta el dóberman clásico del PSOE?", ha cuestionado. Sin llegar a decir que no responderá a la llamada de Sánchez, ha tratado de derivar el pacto global a otros formatos de deliberación ya existentes (como la conferencia de presidentes o las reuniones del pacto de Toledo) y le ha retado a llevar al Congreso reales decretos para ser sometidos a votación.

"Contar a los muertos"

Aún siendo dura, la intervención de Casado se ha quedado pequeña en comparación con la que ha pronunciado su portavoz, Cayetana Álvarez de Toledo. "Ustedes no son capaces ni de contar a los muertos. Por lo menos, ríndanles el homenaje postumo de contarles por qué murieron", ha azuzado.

El Ejecutivo, que está firmemente convencido de que lo último que quiere la sociedad es un cruce de reproches, ha tradado de surfear la bronca sin entrar en una guerra dialéctica. "Créame si le digo de corazón que los fallecidos los siento como propios y tendrán su merecido reconocimiento una vez sea la victoria total", ha comprometido Sánchez, que ha explicado que, con las medidas adoptadas, la tasa de contagios ha pasado del 35% al 3%. Una y otra vez ha vuelto a tender el guante para un acuerdo global que ha calificado de "imprescindible" para salir de la peor crisis que puede atravesar España desde la Guerra Civil. "Ojalá nos encontremos en los próximos días", ha insistido, sin suerte.

El número dos del PP, Teodoro García Egea, ha cargado contra el vicepresidente segundo, Pablo Iglesias. Le ha acusado de "imponer su ideologia por encima de la salud" desde un "Gobierno comunista", a lo que el líder de Podemos ha respondido "dejen de competir con Vox a ver quién dice la mayor barbaridad". Casi profético el comentario. A continuación, la diputada de la formación ultra, Macarena Olona, ha acusado al Ejecutivo de "aprovechar la catástrofe nacional" para "imponer un régimen totalitario y comunista", que ha comparado con Venezuela.

Los aliados del Gobierno han mostrado críticas desde una perspctiva más constructiva. El portavoz de ERC, Gabriel Rufián, ha pedido que se implemente ya un ingreso mínimo vital para las personas más vulnerables. Iglesias le ha reconocido que todavía quedan franjas de la población sin ayudas, a pesar de las medidas aprobadas. "Hay sectores de la población que no están protegidos", ha admitido, para pedir a ERC que se sume a unos acuerdos tejidos desde "valores republicanos".