El Gobierno considera que los Presupuestos para el 2019, aprobados este viernes por el Consejo de Ministros, son lo suficientemente "atractivos" para deshacer dos grandes nudos de preocupación. Uno, "seducir" a los partidos independentistas para que apoyen las cuentas en el Congreso por los beneficios que tendrán para los catalanes. Y dos, no menor, frenar el descontento ciudadano en el que -cree el Ejecutivo- arraiga parte del auge de Vox. En realidad, esa lucha contra la ultraderecha depende en buena medida del primer punto, es decir, de que ERC y PDECat se avengan a validar los Presupuestos y eviten un adelanto de las elecciones generales en las que los de Santiago Abascal entrarían en las Cortes.

Cuánto de posible es esto? La Moncloa no quiere hablar de porcentajes de probabilidad de salvar sus cuentas, pero no esconde su "optimismo", a pesar de que las negociaciones, por lo menos las formales, arrancan el lunes, cuando el proyecto se registre en el Congreso.

Será entonces cuando se conocerán buena parte de los detalles que el Gobierno no ha desvelado este viernes. El lunes conoceemos, por ejemplo, la cifra de inversión que el Estado destina a cada comunidad autónoma, un número sobre el que se pone el foco siempre -con frecuencia desde la óptica del agravio- pero que en esta ocasión suscita todavía más interés, dado que los socialistas se han comprometido a entregar a la Generalitat lo que marca el Estatut. Por si había dudas, la titular de Hacienda, María Jesús Montero, lo confirmó en la rueda de prensa tras el Consejo de Ministros.

NO ES UNA CONTRAPARTIDA

"El Presupuesto tiene partidas importantes para Catalunya y espero que sea un elemento suficientemente atractivo", confió. Montero sostiene que las inversiones para la Generalitat no son una "contrapartida" para capturar al voto de los partidos catalanes, sino la mera aplicación de lo que dicta la disposición adicional tercera del Estatut, es decir, que el Estado destine a Catalunya el 18% de la inversión total, porcentaje correspondiente al peso del PIB catalán en el conjunto del país.

Queda como incógnita hasta el lunes saber a cuánto asciende esa inversión total del Estado de la que habría que calcular el 18% y si es una cifra superior a la de otros años o inferior. Las últimas cuentas del PP, del 2018, asignaron a Catalunya 1.349,59 millones (el 13,3% del total), una cantidad que quedó unos 476 millones por debajo de lo que hubiera supuesto aplicar la disposición tercera del Estatut.

Montero ha vuelto a apelar a los independentistas a que aprueben esas cuentas. "El Govern demanda permanentemente más recursos para Catalunya, ahora tiene una oportunidad, así que soy optimista", ha explicado. La primera prueba de fuego parece superada. Previsiblemente el 12 de febrero se celebrará en el Congreso el debate de totalidad, el primer paso del trámite parlamentario. Ni ERC ni PDECat parecen ahora dispuestos a arruinar la vida de los Presupuestos en ese primer momento. O bien presentarán sendas enmiendas a la totalidad que retirarían antes de ser votadas, o bien no las presentarán. Ese gesto es suficiente para dar oxígeno a Pedro Sánchez mientras dure un trámite que coincidirá con el juicio del 'procés' en el Tribunal Supremo.

El "optimismo" del Gobierno creció este viernes con la declaración del 'expresident' Carles Puigdemont, que no vetó el primer trámite de los Presupuestos y reconoció que los grupos parlamentarios de ERC y PDECat son autónomos, aunque recordó que la intención sigue siendo rechazar el proyecto definitivo. "Hay inteligencia en todos los barrios", respondieron fuentes del Ejecutivo tras conocer las palabras de Puigdemont.

FRENTE A LA NOSTALGIA

Más allá de Catalunya, el Ejecutivo subraya que las cuentas del 2019 deben servir para apaciguar el malestar que, a su juicio, ha arraigado entre los ciudadanos por la escasa redistribución que ha tenido la salida de la crisis. "Los Presupuestos son una vacuna frente al caldo de cultivo con el que se nutren los populismos", señala Montero.

El Gobierno considera que la mejora de la situación económica no se ha trasladado a las clases trabajadoras y clases medias, lo que ha fomentado que cuajen discursos de miedo y rencor. Contra esta situación, los socialistas creen que sus Presupuestos serán efectivos, "para blindar el estado del bienestar y los derechos y libertades que se empiezan a cuestionar por fuerzas políticas entregadas a la nostalgia".