Que la relación entre ERC y el PSOE es mucho mejor que la casi inexistente entre los republicanos y el PSC hace tiempo que ha dejado de ser una paradoja ocurrente con la que trufar un texto para convertirse en una descripción quirúrgica de las relaciones entre estas fuerzas. El último botón de ejemplo, de muchos, se ha vivido esta semana con la interferencia de la tarea opositora de los socialistas catalanes en la negociadora de su referente estatal.

Tras varios discursos, en los debates sobre las prórrogas precedentes del estado de alarma, en la que ERC requirió mayor diálogo a Pedro Sánchez, los republicanos entendieron esta cuarta votación como una oportunidad para dar un golpe en la mesa. La intención era sacudirse la trampa que el PSOE les tiende siempre que se sientan a negociar, el dar por supuesto que ERC les votará porque la alternativa, la derecha, es peor.

La ejecutiva comunicó el lunes, 48 horas antes de la votación, el no republicano. No han faltado voces que afirmaron sentirse más cómodos en la abstención, vista la gravedad de la situación por el coronavirus, pero el partido también quiso mandar un mensaje al PSOE de que las decisiones, también las del Congreso, se toman en Barcelona. Y se debe de hablar con Barcelona.

El martes, 24 horas antes del debate, la vicepresidenta Carmen Calvo, con hilo abierto habitual con Pere Aragonès, e incluso el propio Sánchez trataron de convencer al líder republicano extramuros de que se pasara, como mínimo, a la abstención. Cabe suponer que, en paralelo, los socialistas cortejaban a Ciudadanos para conseguir su sí. Fue en ese momento cuando la lógica tarea opositora del PSC desmanteló todo atisbo de acercamiento.

Los socialistas catalanes apoyaron la petición de la CUP de abrir una comisión de investigación sobre la tragedia vivida en las residencias y, aún más, abogaron por un pleno monográfico. Y ello enervó a ERC.

«Que se pidan, y se den, explicaciones es deseable y obvio. Nosotros somos los primeros en querer hacerlo. Pero no ahora, en mitad de la tormenta, cuando todo el país se halla aún en la fase 0 del desconfinamiento. Esto no ha acabado», apunta una voz republicana. «Entre la transparencia y el desgaste político electoralista hay una línea roja que el PSC ha cruzado. No es el qué, las explicaciones, es tener un Vietnam político cada semana en esta situación», sentencia.

¿Se va a enquistar la relación entre Sánchez y ERC? Según estas fuentes republicanas, no. «No, no nos hemos vuelto locos. Había que dar un puñetazo en la mesa y se ha dado. La falta de diálogo de Sánchez es reconocida incluso por sus socios de Podemos» , apunta una voz.

ERC considera el pacto del presidente Sánchez con Ciudadanos como pan para hoy y hambre para mañana, porque cara a la negociación de los Presupuestos Generales del 2021 («esa sí es la clave», dicen en ERC), el partido naranja no solo no aporta la aritmética suficiente, sino que tensiona hasta los limites la cohesión interna del bipartito PSOE-Podemos.