El 1-O y sus repercusiones han hecho saltar por los aires muchos acuerdos municipales en los que estaba el PSC. Antes de verano, los socialistas tenían 122 alcaldes y formaban parte del equipo de gobierno en 70 municipios más. En estas 192 poblaciones viven casi cinco millones de catalanes, un tercio de los cuales en Barcelona, donde los comuns decidieron dinamitar el pacto. Desde la capital catalana, los socialistas han querido lucir su músculo municipal y lanzar un mensaje no solo a los comuns sino también a Ciutadans y a los independentistas, a los que acusó de hostigar a los ediles del PSC.

«Os han faltado al respeto», denunció Miquel Iceta en un acto en el que le acompañaron presencialmente muchos alcaldes socialistas catalanes y en el que también recibió mensajes de apoyo de otros de toda España. Ediles de todo el territorio explicaron que se han visto fuera de los equipos de gobierno de sus poblaciones no por su tarea en sus poblaciones sino por el procés. Jaume Collboni, responsable de política municipal del PSC y teniente de alcalde en Barcelona hasta que Ada Colau rompió el pacto, cargó contra Ciutadans («no tiene ni un alcalde ni puñetera idea de gobernar«) y Catalunya en Comú Podem. «Los comuns dicen que quieren construir puentes y tener llave. ¿La llave para romper puentes como era el gobierno de izquierdas de Barcelona?»

«Tenemos un Govern que ha vivido de espaldas a los ayuntamientos, a la ciudadanía y al pais», aseveró Iceta, que reclamó impulsar una «ley de barrios 2.0» a la vez que desgranó el plan de choque social para el que, si es presidente, tiene previsto destinar 3.000 millones de euros que permitirían 80.000 nuevas plazas de guarderías, 96.000 de becas comedor o aumentar un 25% el parque de vivienda de alquiler social. Algo que pasa por un nuevo sistema de financiación, algo que no entiende que los independentistas no reclamen.