La moción de censura presentada el viernes bajo el eco de la sentencia de la Gürtel sacudió con virulencia el tablero español y devolvió el protagonismo a un PSOE que parecía en fuera de juego en las últimas semanas. Ciudadanos, propulsado por las encuestas como líder oficioso de la oposición, ha intentado utilizar la fuerza del golpe socialista en su favor, planteando una moción a medida. Pero el PSOE ya ha avisado que esto no es un mercado persa y le ha soltado a Albert Rivera que «deje de marear» con las elecciones porque no se va a negociar «nada» de la moción de censura.

Pedro Sánchez recibirá hoy el aval del comité federal de su partido: «Nadie se va a oponer», aseguraron a Efe fuentes del PSOE andaluz, para quienes, una vez que la moción ya está presentada, «no hay nada que decir» ni que «buscar matices.

TRÁMITE PARLAMENTARIO / La moción comienza también hoy el trámite parlamentario con su calificación por parte de la Mesa de la Cámara y la posterior reunión de la junta de portavoces, donde los grupos serán informados formalmente de la iniciativa, por si quieren presentar una alternativa, para lo cual tienen dos días de plazo. Después, será la presidenta del Congreso, Ana Pastor, quien fije la fecha de debate de la moción, para lo cual hablará antes con el candidato socialista.

El secretario de organización del PSOE, José Luis Ábalos, fue ayer quien se encargó de lanzar un mensaje claro a Cs, al que reclamó que «sacrifique un poquito su ansiedad demoscópica, que no pasa nada por esperar poquitos o algunos meses». Cree Ábalos que Cs no quiere hacer «esta contribución por España» y que insiste en adelantar los comicios porque espera «heredar a beneficio de inventario» los votantes del PP si hay elecciones en breve.

Mientras desde Madrid la dirigente naranja Begoña Villacís volvía a reclamar que los socialistas retiraran una moción «irresponsable» y confeccionaran una «instrumental» a cuatro manos para ir a otras elecciones -«No estamos para satisfacer los egos de nadie», dijo Villacís-, José Luis Ábalos asestaba desde suelo valenciano que la única posibilidad de ir a comicios es a través de su moción ya registrada.

También insistió en apelar a «los 350 diputados constitucionales, a su responsabilidad», para dejar claro que el PSOE no va a «fumigar a nadie que ostente esa condición», en alusión a las críticas que han recibido los socialistas ante la posibilidad de que la moción de censura sea apoyada por los independentistas y por EH Bildu.

Eso no evita que el PP siga urgando por este flanco con su argumentario de manual, acusando con el dedo a Sánchez de querer presidir España aupado por los que quieren romperla. La secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, preguntó ayer «qué pactos secretos» tiene Sánchez con «Torra y Puigdemont» para impulsar la censura a Mariano Rajoy. En un acto del PP de Castilla-La Mancha, Cospedal acusó a Sánchez de apoyarse en «partidos golpistas». «Lo único que le importa al señor Sánchez es el señor Sánchez», dijo la también ministra de Defensa.

MULETA / Además, insistió en pedir a Ciudadanos que «no actúe de muleta del PSOE y que no tire por la borda» el crecimiento de la economía tras la crisis. Los españoles, en su opinión, no le perdonarán por dejarse llevar por «egoísmos personales» y al PSOE por querer hacer presidente a un secretario general que «nunca ha ganado unas elecciones generales» y que ha llevado a su partido a los «peores resultados de su historia».

LA AGENDA DE RAJOY / La crisis abierta tras la sentencia Gürtel y la presentación de la moción de censura, Mariano Rajoy se vio obligado a despejar de citas su agenda inmediata. El sábado rehusó a presenciar in situ en Kiev la final de la Copa de Europa, hoy no acudirá a la inauguración de un foro de la Asociación de Trabajadores Autónomos (ATA) que se celebrará en Madrid y al que había confirmado días atrás su asistencia ni tampoco se reunirá mañana con el líder de Podemos, Pablo Iglesias, como estaba programado.

El presidente del Gobierno central había pactado esa reunión tras haberse entrevistado para analizar la crisis catalana con Rivera y Sánchez, quien le reclamó que se viera con el líder de Podemos para ampliar la unidad de acción de los partidos.