La dirección provisional del PSOE y los más importantes barones insisten en que no conviene “hablar de caras”. Tras las sucesivas derrotas y la dificultad de asimilar la abstención para dejar gobernar a la derecha y evitar unas terceras elecciones, lo importante, dicen unos y otros, es “el proyecto”. Si bien hasta ahora los socialistas no han trasladado ninguna idea novedosa desde la forzada salida de Pedro Sánchez como secretario general, al menos ya han constituido un grupo de expertos y han delimitado los ejes sobre los que trabajar: la economía y la estrategia en un escenario político tan fragmentado como el actual ocupan los principales espacios.

El partido ya renovó a fondo su cuerpo doctrinal a finales del 2013, cuando Alfredo Pérez Rubalcaba ejercía el liderazgo, y la intención queda lejos de anular lo que se aprobó entonces. Al contrario. Aquel documento, redactado por el exministro y eurodiputado Ramón Jáuregui, continúa estando vigente, y de hecho fue casi calcado por Sánchez para sus programas electorales de las generales del 20 de diciembre y el 26 de junio. “Pero hay varias cosas importantes que hay que renovar, porque han cambiado mucho en los últimos tres años”, señala un miembro del equipo encargado de esta tarea.

El grupo, que por el momento solo se ha reunido en un par de ocasiones, consta de nueve integrantes, y aunque en él son mayoría los defensores de la traumática decisión de facilitar la continuidad de Mariano Rajoy en la Moncloa, la gestora ha hecho un esfuerzo por integrar a varias generaciones y distintas sensibilidades. Aun así, no hay ningún afín al exsecretario general, cuyos apoyos orgánicos desde que se vio forzado a dejar el cargo, el pasado 1 de octubre, son escasos, pese a que él intenta mantener vivo su relato. Junto a Jáuregui, el equipo está formado por los diputados Eduardo Madina, José Andrés Torres Mora, Rafael Simancas e Ignacio Urquizu; las exministras Matilde Fernández y Rosa Conde; la exsecretaria de Estado Luz Rodríguez y la catedrática de Filosofía Amelia Valcárcel.

VAIVENES CON LOS MORADOS

El proyecto, que será aprobado en el primer tramo del año que viene, para dar paso en mayo o junio a las primarias donde los militantes elegirán al secretario general, presentará novedades, sobre todo, en tres materias. La primera es política europea, con especial énfasis en el escenario que se abre tras el ‘brexit’. La segunda, la estrategia a seguir frente a Ciudadanos y en especial Podemos, el partido que ha atraído a gran parte de los votantes jóvenes y urbanos que tradicionalmente habían apoyado al PSOE. La formación que dirige Pablo Iglesias no existía hace tres años, y desde que se presentó a los comicios europeos del 2014 la estrategia de los socialistas ha sido errática, oscilando entre el ninguneo inicial de Sánchez (que evitaba llamar a los morados por su nombre, refiriéndose a ellos como “los populistas”), sus posteriores pactos en varias autonomías para recuperar el poder y el actual clima de desconfianza creado entre ambos partidos en el Congreso de los Diputados.

El tercer asunto en el que se centrará el nuevo proyecto del PSOE, explican fuentes de la cúpula del partido, alude a la economía. Por un lado, a la revolución tecnológica; por otro, a la actual coyuntura de crecimiento, que “debe aprovecharse para recuperar derechos y crear empleo de calidad”, continúan los mismos interlocutores.

EL DOBLE MENSAJE

Sobre todo el esfuerzo planea la intención de mostrar que el partido “vuelve a mirar hacia afuera, a la gente” y no solo hacia adentro, tras la última batalla orgánica, y la voluntad de que ocupar un espacio entre la defensa del orden vigente del PP y la "radicalidad" de Podemos. Todo ello sin excesivas urgencias. “Nos hemos equivocado ya demasiadas veces. Hagamos las cosas bien, con tranquilidad y sosiego y pensando en la ciudadanía”, dijo el pasado miércoles el presidente de la Comunidad Valenciana, Ximo Puig. “No me tenéis que pedir que lo haga deprisa; me tenéis que pedir que lo haga bien”, señaló el viernes el presidente de la gestora que pilota el partido, el asturiano Javier Fernández.

Lo que aún no está claro es si el PSOE celebrará una granconferencia política, como hizo Rubalcaba en el 2013, o variosencuentros sectoriales de menor formato, para que después el próximo líder, en el congreso de antes del verano, dé su sello final a todo el proyecto. Hay división de opiniones. Pero ese, señalan todos los implicados, es “un asunto menor”.