El Gobierno se prepara para investir a Pedro Sánchez antes de Reyes. Fuentes conocedoras de los contactos explicaron a este diario que el PSOE y ERC han dado un último impulso a la negociación y han resuelto este fin de semana los flecos pendientes. Ambos partidos están determinados a proteger esa entente que tanto ha costado tejer con todas las cautelas, de modo que no harán público un principio de acuerdo hasta que la Abogacía del Estado presente sus alegaciones sobre Oriol Junqueras, previsiblemente este lunes.

Si, como se espera, los servicios jurídicos del Estado se pronuncian en una línea aceptable para el ERC, el consejo nacional de la formación republicana podría dar el visto bueno definitivo al acuerdo. Esa reunión no será antes de final de año, pero daría tiempo a que se efectuase entre el 2 y el 4 de enero para que Sánchez sea reelegido el 5, fecha con la que ya trabajan sus asesores. A partir de ahí, nueva etapa política. Cómo funcionará el primer gobierno de coalición con una inestabilidad parlamentaria tan acusada está por ver.

De momento, socialistas y republicanos buscan en estas últimas horas blindar al máximo el último avance para evitar que cualquier detalle pueda frustrar un entendimiento que lleva tejiéndose desde hace siete semanas, en una negociación especialmente sensible y opaca. El PSOE tenía prisas y ERC, ninguna. Justamente es la fuerza independentista la que mayor cautela pide, también ahora. Recuerda que ya ha habido varios momentos en los que parecía que el visto bueno definitivo era inminente y se acabó «torciendo», de forma que no quiere lanzar las campanas al vuelo. E insiste en que hasta que no se haga público, no hay nada que se pueda confirmar. Descartan convocar a su consejo nacional ni hoy ni mañana, pero no van más allá.

En la Moncloa cuesta algo más ocultar el optimismo. Fuentes conocedoras de las conversaciones con ERC confirman que hay ya un ánimo «exultante» entre los colaboradores próximos a Sánchez. Tras las elecciones, el pacto con Pablo Iglesias se alcanzó en solo un día. Pero para que los republicanos pasen del no a la abstención, los socialistas han tenido que sudar la camiseta.

«Nos van a hacer vivir en el alambre constantemente», admiten en la dirección socialista, donde la sensación es de vértigo ante la etapa política que parece a punto de empezar. Y al mismo tiempo, de falta de alternativas. «Esto es un ejemplo de lo que nos puede acabar pasando durante toda la legislatura», auguran en el PSOE. Es decir, que tras la reelección de Sánchez el entendimiento pueda saltar en cualquier momento por los aires debido a cuestiones judiciales o de política catalana. De ahí que el Gobierno busque que la alianza incluya compromisos legislativos y presupuestarios.

Sánchez debe hacer frente a un cambio de cultura política. Hasta ahora eran la extinta CiU y el PNV, partidos de centroderecha soberanista que no cuestionaban el marco autonómico, las potenciales muletas de los gobiernos del Estado. Pero ERC es una fuerza de centroizquierda, menos apegada al entramado financiero y empresarial, pero tampoco ultramontana.

El principal consecuencia es que si bien los republicanos no tienen como prioridad la estabilidad de España, aceptan contribuir a ella si, a cambio, logran herramientas con las que ir destejiendo el nudo gordiano en el que se halla Cataluña. O como ellos repiten, «ERC no negocia una investidura, sino cómo solucionar el conflicto político».

TENSIONAR LAS COSTURAS / El caso Junqueras es un buen ejemplo de lo que se puede encontrar Sánchez. ERC no desaprovechará ni una sola ocasión para tensionar las costuras del Estado, o simplemente hacer aflorar la contradicción entre sus estamentos.

Pero el cambio también tiene consecuencias positivas. La adscripción socialdemócrata de los republicanos permitirá más fluidez cuando las discusiones se acerquen al terreno social y de libertades, como se ha demostrado en estas negociaciones. Y en todo caso, no hay otra salida en el momento actual. Ni Cs va a apoyar la coalición entre el PSOE y Podemos, ni el PP piensa abstenerse. Es ERC o nada.